Vilagarcía cuenta con un paso obligado para alcanzar la élite de la navegación deportiva

El Centro Galego de Vela de Vilagarcía alberga una alta actividad para el desarrollo y tecnificación de regatistas con unas instalaciones adecuadas para el mejor entrenamiento

Bruno Gago es el director técnico de una instalación de lujo en Vilagarcía.

Bruno Gago es el director técnico de una instalación de lujo en Vilagarcía. / Iñaki Abella

Toda gran gesta necesita de un lugar en el que fraguarse. En el caso de la vela existe en Vilagarcía una fábrica de sueños que abre cada día sus puertas para poder convertirlos en realidad. Se trata del Centro Galego de Vela, instalación que 16 años después de su inauguración, es referencia indiscutible para todos aquellos regatistas que quieran hacer de la élite su lugar de costumbre. La Federación Gallega es la entidad que gestiona la alta inversión realizada en su momento por la Secretaría Xeral para o Deporte.

Una cuestión que ayuda a comprender la jerarquía de la instalación situada en plena fachada marítima vilagarciana es la escasez de las mismas en todo el país. Solo cinco ciudades gozan del privilegio de contar con un centro de alto rendimiento de esta dimensión. Solo Barcelona, Cádiz, Murcia y Santander pueden ofrecer a la flota española e internacional unas condiciones de entrenamiento similares a las que se encuentran en Vilagarcía. Sin embargo, las condiciones para la navegación que presenta la ría de Arousa se convierten en una plusvalía frente a los otros centros.

La actividad formativa también complementa el entrenamiento competitivo.

La actividad formativa también complementa el entrenamiento competitivo. / FDV

Bruno Gago es, desde 2015, el encargado de gestionar todo lo relativo a la dirección técnica del Centro Galego de Vela. Del volumen de actividad que registra la instalación da buena cuenta el vilagarciano. Señala a este respecto que “el programa de tecnificación con los mejores juveniles de Galicia se lleva a cabo todas las semanas. Todo ello encaminado al objetivo del alto rendimiento y con una calidad de élite en el entrenamiento”.

Los regatistas que hace cada tarde del CGV su lugar de trabajo se enmarcan dentro de dos líneas de actuación. Explica el director técnico que “por un lado, están los deportistas que logran plaza en el Centro Galego de Tecnificación Deportiva y, por otro, los que destacan en sus clubes y no tienen esa plaza que les permite estudiar y residir en Pontevedra. Cada uno de ellos realiza de cinco a seis sesiones de entrenamiento a la semana en Vilagarcía”.

A este trabajo diario de perfeccionamiento de las mejores promesas de la vela gallega, se le suman las constantes concentraciones y competiciones que se llevan a cabo a lo largo del año. Aclara Bruno Gago que “muchos preparan aquí los campeonatos de España en todas las clases desde juveniles hasta sénior como vaurien y snipe”.

Los regatistas tienen todo a disposición para un entrenamiento de calidad.

Los regatistas tienen todo a disposición para un entrenamiento de calidad. / FDV

Ese proceso de desarrollo de los deportistas también tiene una línea destinada a la iniciación en clases olímpicas que también tiene certificado de éxito. Sin ir más lejos, el vigués Nicolás Rodríguez, bronce en los Juegos de Tokyo en la clase 470, dio sus primeros pasos en esta modalidad en los pantalanes vilagarcianos. Una lista en la que también hay otros nombres destacados como los de los hermanos Wizner o Patricia Suárez, entre muchos más.

Entre las posibilidades que ofrece la instalación, Bruno Gago destaca que “sobre todo te permite optimizar el tiempo de entrenamiento y sacarle el máximo rendimiento”. Un detalle es clave a este respecto y es que Vilagarcía y Santander son los únicos centros que permiten trabajar con el barco montado en su interior. Un factor clave a la hora de focalizar el trabajo en el rendimiento.

“Es una ventaja muy grande el preocuparte solo de sacar el barco al agua y volverlo a meter dentro. Permite tomar todos los datos y ajustar todos los materiales sin perder tiempo y eso aumenta la calidad del trabajo”, señala Gago que tampoco pasa por alto las salas secadero para la ropa de agua, el gimnasio o la residencia que ofrece un Centro Galego de Vela que es una instalación deportiva de lujo en favor de la élite de esta disciplina.

El Mundial de 49er y nacra será la guinda del verano

Sus óptimas condiciones para todo lo que conlleva la competición dentro y fuera del agua, hace del Centro Galego de Vela un lugar muy pretendido para el desarrollo de regatas de primer nivel. El Campeonato de España Universitario, que tendrá lugar del 16 al 19 de abril, contará con más de medio centenar de regatistas procedentes de hasta 14 universidades de toda España. Además, muchos de ellos aprovecharán la residencia de la instalación para pernoctar allí.

Un momento de un Campeonato de España de 49er en aguas vilagarcianas.

Un momento de un Campeonato de España de 49er en aguas vilagarcianas. / Iñaki Abella

Con todo ello, el plato fuerte del calendario de competiciones de este 2024 será el Mundial de las clases 49er, 49er fx y nacra que se celebrará entre el 14 y el 21 del mes de julio en Vilagarcía. Al tratarse de vela olímpica la participación superará el centenar de embarcaciones con más de 200 regatistas participantes llegados de hasta 25 países, datos que dan cuenta de la jerarquía que supone organizar un mundial de cualquiera que sea la modalidad deportiva.

Apunta Bruno Gago que “es una competición muy importante. Desde que en 2019 se celebró en Vilagarcía el Campeonato de Europa de 429 y 470, el CGV vuelve a acoger una competición internacional de primer nivel”. Paradójicamente, toda esta intensa actividad en la vela contrasta con la inexistencia de un club en Vilagarcía. Desde que cesó su actividad el Liceo Casino, los muchos practicantes que aún tiene la ciudad tienen que buscar acomodo en otros clubes de la ría para poder competir. Es el caso, sin ir más lejos, de Pablo Barreiro quien, bajo la grímpola del Náutico de Sanxenxo, viene de proclamarse campeón de España del 420 mixto junto a Alba Díaz. Otra muestra más de que la ciudad pide a gritos un club propio.

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