Tiene 68 años y es una de las vendedoras más queridas y populares de la plaza de abastos de Vilagarcía.
Incluso puede presentarse como una de las más sonrientes y una de las vendedoras que mejor supieron tratar siempre a sus clientes.
Al menos reunía esa y otras virtudes, como la de ayudar a muchos que lo necesitaron, hasta hace un par de semanas, cuando decidió retirarse de la vida activa y jubilarse.
Sobradelo
Se trata de María del Carmen Soto, una vilaxoanesa sobradamente conocida en la parroquia de Sobradelo y el conjunto de Vilagarcía no solo por haber ejercido como “peixeira” durante casi medio siglo, sino también por su activa participación en la vida social del municipio.
El temporal vuelve a vaciar lonjas y plazas
Atrás queda casi medio siglo de intenso y sacrificado trabajo para una mujer que se quedó viuda hace casi siete años y siempre quiso y supo superarse a sí misma.
Otra forma de comprar
Una pescantina que conoce perfectamente cómo eran las plazas de abastos antaño y cómo son ahora, “cuando se nota mucho que la forma de comprar y comer de la gente ha cambiado una barbaridad”.
“Antes se comía continuamente pescado y carne, pero ahora se comen cosas que antes ni existían, se opta más por los platos preparados y se va mucho más a los supermercados que a los mercados”, reflexiona la placera vilagarciana.
Por eso sabe que “corren tiempos muy difíciles” para su gremio, ya que “se vende mucho menos que antes y la gente lleva lo justo para comer, en gran parte porque antes no se salía de casa a ningún sitio y se gastaba en comida, mientras que ahora la gente se va de restaurante o de vacaciones continuamente y después gasta menos en pescados y mariscos porque ya no hay dinero”, espeta.
Sabe de lo que habla, ya que empezó a trabajar en la plaza siendo aún una niña, después de hacer costura junto a su madre.
Con carné desde 1975
“Saqué el carné de conducir en 1975 y empecé a llevar el pescado en un ‘cuatro latas’, y como me gustó esto ya me dediqué siempre, desde 1978, a vender en el mercado”, explica Maricarmen Soto.
Una faena que ahora no va a echar de menos, dado que es una mujer de lo más ocupada, y necesita tiempo para seguir siendo tan activa. “Llevo el coro de la iglesia desde 1977, estoy en la asociación Mujeres Rurales de Sobradelo, doy clases de teatro y tengo otras muchas ocupaciones, por eso ahora voy a tener más tiempo y no me voy a sentir tan agobiada”, concluye.