Clausura del congreso internacional de In.Xurga en Vilagarcía | Marta del Pozo Pérez Profesora de Derecho Procesal en la Universidad de Salamanca y directora de su Centro de Investigación de Género

“La justicia y el derecho procesal llegan tarde, cuando el delito de género ya se ha producido”

“La educación es la vacuna contra la desigualdad y, por tanto, contra la discriminación y violencia machista” | “Hay muchísimos huecos en la formación a pesar de que no hacemos más que cambiar las leyes educativas”

La profesora Marta del Pozo, en un acto de la Universidad de Salamancanca.

La profesora Marta del Pozo, en un acto de la Universidad de Salamancanca. / Cedida

María López

María López

Marta del Pozo Pérez (Ávila, 1973) ha recibido la Mención Especial In.Xurga 2024 por su trayectoria profesional en cuestión de género. Y lo hizo ayer (con presencia telemática) en la clausura del VII Congreso Jurídico Internacional sobre los derechos de las personas con discapacidad y dependencia que la asociación “Xuristas de Galicia pola Inclusión” celebró en Vilagarcía.

– En primer lugar enhorabuena por la Mención Especial In.Xurga 2024.

– Es un verdadero honor. Estoy muy contenta porque In.Xurga hace cosas muy relevantes y las personas que integran la asociación son un referente, especialmente Ana, a la que conozco personalmente. Es una luchadora en la defensa de las personas que tienen alguna discapacidad.

– Como experta en género, ¿dónde cojean más los derechos de las mujeres hoy en día?

– En muchísimos campos. Para empezar, en la realidad no existe igualdad de mujeres y hombres. Formalmente y sobre el papel sí por el artículo 14 de la Constitución y la Ley Orgánica de Igualdad de 2007, pero materialmente en el día a día no. Hay discriminaciones en diferentes ámbitos. Y la violencia de género es el símbolo más brutal de la desigualdad. Es la desigualdad extrema, que asesina. Y con el derecho laboral hay problemas de conciliación.

– Asegura que no existe la igualdad entre hombres y mujeres. Y la conciliación, ¿realmente existe?

– Parece a veces una entelequia. El jueves fue el Día de la Igualdad Salarial. Y la mujer sigue ganando mucho menos por el mismo trabajo. La brecha salarial está ahora en 5.000 euros anuales y ha aumentado por primera vez desde 2017. Luego está el techo de cristal, pues parece que no podemos acceder a los mismos puestos con las mismas capacidades. También los sesgos de género; se continúa diciendo que hay cosas de hombres y cosas de mujeres, profesiones y hasta colores. Se da distinta educación a niños y niñas, distinta socialización, falta perspectiva de género en los tribunales y tantas otras desigualdades.

– La manida oración de que se ha avanzado en igualdad pero que todavía queda mucho por hacer, ¿es cierta o una frase hecha?

– Hemos avanzado porque veníamos de una dictadura donde la mujer era considerada incapaz; necesitaba permiso de su marido para hacer cualquier cosa. La violencia de género no le interesaba a nadie, se entendía que era una cosa entre la pareja y el Estado no tenía nada que hacer. Ahí la discriminación de la mujer no solo era de hecho, como ahora, sino también de derecho. Respecto a esa época hemos avanzado porque tenemos una Ley Orgánica de Igualdad, una Ley Integral contra la Violencia de Género y el convenio de Estambul. Pero todavía queda mucho más que hacer. Me dan mucho miedo los retrocesos que se están produciendo en algunas cuestiones, como jóvenes y adolescentes que dicen que la violencia de género no existe y que es un invento ideológico de izquierdas y de las feministas. Hemos avanzado pero también retrocedemos. Es un tira y afloja.

"Me dan mucho miedo retrocesos como jóvenes y adolescentes que dicen que la violencia de género es un invento ideológico de izquierdas y de las feministas"

– La violencia de género es un problema estructural.

– Absolutamente. Porque es un problema mundial, de derechos humanos y fundamentales de las mujeres. Es un problema de democracia y es un problema que nace de la propia estructura social porque es patriarcal, machista. Pone al hombre en el centro y todo eso evidentemente genera un caldo de cultivo para que los hombres que no saben asumir una masculinidad igualitaria se crean en el derecho de controlar a sus mujeres hasta el punto de asesinarlas.

– ¿Qué datos maneja actualmente?

– La última macroencuesta de violencia contra la mujer, la de 2019, arroja datos absolutamente demoledores, como que el 57,3% de las mujeres residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas por ser mujeres. Son en total 11.688.411.

"El 57,3% de las mujeres residentes en España de 16 o más años ha sufrido violencia a lo largo de sus vidas"

– ¿Cuáles son las conclusiones que más le han impactado de sus estudios?

– Muchas. Es muy difícil elegir. Por ejemplo la falta de perspectiva de género en la aplicación de las leyes y en alguna parte de la judicatura española. O las desigualdades de las víctimas en función de la comunidad autónoma en la que se encuentren. O por ejemplo las dificultades que tienen los abogados especialistas del turno de violencia de género para realizar una atención integral a las víctimas. Hay pocas personas en las guardia. En Salamanca solo hay dos y es una provincia enorme, la segunda con más municipios de España por detrás de Burgos. O lo difícil que es ayudar a las víctimas de manera preventiva. La justicia y el derecho procesal llegan tarde, cuando el delito ya se ha producido. No somos capaces de prevenirlo.

– ¿Qué debe cambiar para mejorar la prevención?

– La educación. Es la vacuna contra la desigualdad y por tanto contra la discriminación y contra la violencia de género. La educación puede transformar la sociedad. El problema es que para eso hay que cambiar el currículum que estudian nuestros niños y niñas, nuestros adolescentes. En los estudios obligatorios hay que introducir asignaturas que tengan que ver con todo esto: derechos fundamentales, democracia, … A la mujer se la ha maltratado porque se la considera de peor condición que el hombre. Y luego están las personas que sufren doble discriminación, es decir, las mujeres con discapacidad, en las que todo esto se multiplica de manera exponencial. Si además es racializada ni te cuento. Si además es migrante, ni te cuento. Si además es mariscadora, ni te cuento. Fue muy interesante la ponencia sobre las mariscadoras. Trabajan en condiciones terribles que no nos las planteamos cuando comemos el marisco en nuestra casa. En un mundo ideal la educación sería la vacuna.

– Habla de un mundo ideal…

– Hay muchísimos huecos en la formación y en la educación que no se acaban de rellenar a pesar de que no hacemos más que cambiar las leyes educativas. Es algo paradójico. Parece que cada gobierno quiere hacer la suya como si fuese una impronta. En mi comunidad autónoma, en Castilla y León, los alumnos apenas tienen dos asignaturas: una en sexto de Primaria y otra en Secundaria, una hora a la semana.

"Si intervenimos a las 10 años ya reproducen ciertos estereotipos"

– ¿Qué materia?

– Educación en valores cívicos y éticos. Es fantástico que exista pero si intervenimos a los 10 u 11 años ya tienen ciertos comportamientos y reproducen ciertos estereotipos. Hay que hacerlo antes. En Castilla y León vamos un poco tarde. Se pueden hacer cosas, como que los niños no ocupen todo el patio jugando al fútbol, evitar publicidad sexista de juguetes, ...

– En cuando al ámbito judicial, ¿las mujeres están desprotegidas?

– No se puede generalizar. Hay de todo y no es cuestión de ser hombre o mujer. Hay mujeres muy machistas y hombres feministas. Existe un grupo importante en la judicatura con formación y perspectiva de género. De hecho la Sala Segunda del Tribunal Supremo está dictando resoluciones que tienen total y absoluta perspectiva de género y está recogiendo cuestiones absolutamente pioneras que están marcando el actuar de los órganos inferiores. Es cierto que un porcentaje de la judicatura, como ocurre en la sociedad en general, no cree en estas cosas, no tiene la formación suficiente y cuando se les asigna un asunto de este tipo, aunque tienen que aplicar obligatoriamente la ley, tiene un margen de interpretación. En ocasiones se producen errores judiciales, pero como en todos los ámbitos de la vida. La frase de que la judicatura es machista de manera absoluta es un error porque está formada por miles de personas.

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