Santa Marta reabrirá en abril tras la colocación de las grandes estructuras que sujetan el puente

Dos enormes grúas instalaron las celosías durante toda la jornada de ayer y se espera que en las próximas semanas, si lo permite la meteorología, se continúe con las obras que permitan sustituir el vano que colapsó

Una de las dos celosías ya colocada en el puente de Santa Marta.

Una de las dos celosías ya colocada en el puente de Santa Marta. / Noé Parga

A. G.

Dos grúas iniciaron ayer, a primera hora de la mañana, el levantamiento de las dos enormes celosías metálicas de sesenta metros de longitud, cinco de altura y 95 toneladas, que soportarán la estructura del nuevo puente de Santa Marta, entre los municipios de Vilanova y Ribadumia. Las celosías ya quedaron colocadas ayer, pero todavía queda un largo trabajo por delante hasta que el puente pueda volver a ser utilizado por los más de 3.000 vehículos que circulan a diario por la PO-300, el vial que articula gran parte del interior de la comarca de O Salnés. Por delante, explicaban ayer los técnicos, quedan semanas de soldaduras de vigas transversales, hormigonar, pavimentar la plataforma y pintar, además de instalar una pasarela peatonal a un nivel inferior, como existía anteriormente. Durante la instalación de estas estructuras, los ingenieros estuvieron en todo momento pendientes de la resistencia del terreno, con monitorización en tiempo real, ya que debía soportar el peso no solo del puente, sino también de las dos grúas de 250 toneladas cada una. A pesar de ello, no se registraron problemas durante la colocación.

Si las condiciones meteorológicas acompañan, la obra podrá estar finalizada en el mes de abril, un año después de que las pérgolas que sujetaban la antigua estructura saltasen por los aires al paso de un camión a causa de la gran corrosión que habían sufrido. La remodelación del puente tampoco resultó sencilla, ya que la adjudicataria se encontró con el problema de las condiciones meteorológicas. Las intensas precipitaciones complicaron el trabajo durante todos estos meses y obligaron a realizar una mayor cimentación.

Las celosías fueron izadas por dos grandes grúas.   | // NOÉ PARGA

Ethel Vázquez presenció el trabajo de las grúas a pie de obra. / Noé Parga

Escoltada por el alcalde de Ribadumia, David Castro, y por el teniente de alcalde y diputado provincial de Vilanova, Javier Tourís, la titular de la Consellería de Infraestruturas, Ethel Vázquez, asistió al izado de las estructuras para sacar pecho de la actuación realizada, donde el gobierno gallego ha invertido 5,3 millones de euros y, sobre todo, “actuamos con dedicación y entrega desde el primer momento, con el objetivo de resolver el problema cuanto antes para restablecer el tráfico”. Insistió en que la Xunta asumió el compromiso de trabajar con la máxima agilidad, primero, para evitar que la situación se agravase con la caída descontrolada del vano afectado, y después, para conseguir una solución que permitiese su restitución. Siempre en contacto con los dos municipios implicados (Ribadumia y Vilanova), y de la mano de los técnicos, “se llevaron a cabo trabajos para garantizar la estabilidad de la estructura, procediendo al apuntalamiento de ambos márgenes y al desmontaje y retirada del pretil para reducir el peso”. Después se procedería a la retirada del puente.

La conselleira culpó directamente de lo ocurrido a un problema generado por la falta de mantenimiento del viaducto mientras pertenecía a la Diputación de Pontevedra, ente que lo construyó en 2007 y que gestionó el control de la infraestructura hasta 2019, cuando pasó a manos de la Administración autonómica.

Una de las dos celosías metálicas colocada en la estructura del puente durante la jornada de ayer.   | // NOÉ PARGA

Dos grúas de 250 toneladas elevaron las celosías en el día de ayer. / Noé Parga

Para evitar que vuelva a pasar, Vázquez lanzó el compromiso de su departamento de poner en marcha un plan de conservación de carreteras autonómicas que contará con una partida económica de 50 millones de euros y que se dedicará a revisar de forma pormenorizada este tipo de estructuras con el fin de actuar sobre ellas antes de que llegue el colapso.

En cuanto a las responsabilidades por lo ocurrido, la consellería dejó caer que “lo importante es resolver el problema, más adelante ya se verá” si se lleva lo ocurrido a los juzgados. También cargó contra el anterior gobierno de la Diputación, al que acusó de no haber colaborado en la reconstrucción del puente, contraponiendo esa actitud con la que muestra en las actualidad la administración provincial, que “se está mostrando totalmente colaborativa”.

Un año de desvío provisional por el vetusto puente de Os Padriños

El colapso del puente de Santa Marta ocurrió el pasado 19 de abril, cuando todas las péndolas de uno de los márgenes saltaron por el aire al paso de un camión. Nadie había detectado hasta ese momento la corrosión que habían sufrido y, ante el peligro de que acabase colapsando toda la estructura, se decidió cerrarla al tráfico. Durante todo este año, los más de 3.000 vehículos diarios que circulan por la PO-300 entre Mosteiro y Cambados han pasado por el vetusto puente de Os Padriños, viaducto de origen medieval y cuya última remodelación estructural se acometió en la época de Felipe II, pero que resistió bastante mejor el paso de vehículos pesados que su homólogo de Santa Marta, construido precisamente como variante para él. El puente de Santa Marta se construyó en 2007, impulsado por una Diputación provincial que gobernaba el PP ante la negativa del bipartito de la Xunta de llevarlo a cabo. El coste de la obra fue de tres millones de euros y también se inauguró en un mes de abril.

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