¿Afecta el cambio climático al pulpo gallego?

Los pescadores aseguran que ha variado sus hábitos

Un comprador selecciona el pulpo que acaba de adquirir en lonja.

Un comprador selecciona el pulpo que acaba de adquirir en lonja. / Noe Parga

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La flota se pregunta qué le pasa al pulpo en Galicia. Después de años de incertidumbre y creciente preocupación a causa de su declive, el cefalópodo parecía empezar a recuperarse, devolviendo la esperanza a los pescadores. Pero el último mes de trabajo, una vez levantada la veda, ha dado al traste con todo optimismo.

Fueron 203 las toneladas vendidas en julio pasado (casi dos millones de euros facturados), lo que supuso 21 y 22 toneladas menos, respectivamente, que el mismo mes de 2022 y de 2021; lejos también de aquellas 237 toneladas de pulpo subastadas en las lonjas gallegas antes de la pandemia, en julio de 2019.

Temperatura del agua

“Es escaso, está hueco, no come y en muchas zonas está desovando ahora, cuando tendría que haberlo hecho hace meses”, explican los pescadores, definiendo esta situación como “una consecuencia más del cambio climático y el calentamiento del agua”.

Pulpo a la venta en Cambados, ayer.

Pulpo a la venta en Cambados, ayer. / Noe Parga

Lo confirma José Antonio Pérez Sieira, presidente de la Federación Gallega de Cofradías de Pescadores, quien aclara que todos los consultados coinciden en que “parece apreciarse un cambio de hábitos en el comportamiento del pulpo, por lo que quizás tengamos que replantearnos las fechas de captura y de veda que tenemos establecidas en la actualidad”.

Cambio de vedas

Será necesario estudiar lo que sucede en cada zona y dejarse orientar por los técnicos, pero no es descabellado pensar que en lugar de una veda en mayo y junio pueda aplicarse en abril y mayo o bien en agosto, septiembre o incluso octubre, dependiendo siempre de los resultados que arrojen los estudios sobre la especie ya en marcha.

Una de las compradoras en la lonja cambadesa, ayer.

Una de las compradoras en la lonja cambadesa, ayer. / Noe Parga

“Lo que está claro es que hay que ver qué está pasando con el pulpo, porque cuando desova no come y no engordar, por eso ahora está tan flojo de carne”, remarcan en el sector.

Parece apreciarse un cambio de hábitos en el comportamiento del pulpo, por lo que quizás tengamos que replantearnos las fechas de captura y de veda que tenemos establecidas en la actualidad

“Estamos acostumbrados a una forma de trabajar, pero quizás sea el momento de introducir cambios”, asume el presidente de la Federación Gallega al indicar que “suele desovar en abril o mayo, que es cuando paramos –cuando entra en veda–, pero ahora nos encontramos con que está desovando en pleno verano”.

Descenso de capturas

de ahí que muchos barcos estén cambiando de aparejos para dedicarse a otras especies”

De forma gráfica, el ribeirense esgrime que “cuando el pulpo desova puede estar protegiendo los huevos en un hueco entre las piedras, y si le pones una nécora delante lo que hace es apartarla con la pata en lugar de comerla, por eso está tan delgado”.

De ahí que también Pérez Sieira apunte como posibles causas de los cambios de hábitos del pulpo “el calentamiento del agua y el cambio climático”.

De ser así, este segundo semestre del año puede resultar complicado para la flota del pulpo, que en lo que va de ejercicio colocó en los mercados 1.155 toneladas.

Puede recordarse que en todo 2022 se subastaron 2.260, que fueron 1.739 en 2021, poco más de un millar de toneladas durante lo más duro de la pandemia y 2.129 las toneladas vendidas en todo el año 2019.

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La campaña del pulpo comenzaba en Galicia a principios de julio, cerrándose el mes con algo más de 203 toneladas vendidas en una treintena de lonjas gallegas que ingresaron casi 2 millones de euros, según los datos provisionales en poder de la Consellería do Mar.

Pues bien, las “rulas” más importantes fueron, por este orden, las de Ribeira, Vigo, A Coruña y Bueu. La arousana cerró julio por encima de las 50 toneladas de pulpo, lo que supone 11 menos que en 2022, y facturó 493.000 euros; 50.000 euros menos que entonces.

Por su parte, Vigo casi calcó los resultados, con algo más de 31 toneladas, si bien es cierto que el mes pasado logró 327.000 euros, es decir, 28.000 euros más que un año antes.

Al contrario de lo sucedido en Ribeira, en la lonja de A Coruña se experimentó una notable mejoría, ya que pasó de 10 a 24 toneladas y de 90.000 a 203.000 euros.

En cuanto a Bueu, decir que superó ligeramente las 21 toneladas de pulpo (185.000 euros) en julio de 2022 y que rozó ese mismo volumen el mes pasado, en este caso con unos ingresos de 212.000 euros.

Respecto a las demás lonjas, puede decirse que Cangas superó las 9 toneladas el mes pasado, que Portonovo se acercó a 8 y que Cambados vendió más de 6 toneladas de pulpo, lo que supone una pérdida de volumen e ingresos notable respecto al año anterior.

O Grove y Aldán-Hío continúan en 5 toneladas, mientras que con 4 toneladas despachadas en julio están puertos como Carnota (Lira) y Malpica.

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