La joven americana que enseñó inglés a los alumnos del Castro Alobre: "Volveré"

Erin Doherty regresa este miércoles a Massachusetts tras ocho menos como auxiliar de conversación en el IES Castro Alobre

Erin Doherty posa en el aula de su clase en el IES Castro Alobre.   | // I. ABELLA

Erin Doherty posa en el aula de su clase en el IES Castro Alobre. | // I. ABELLA / adrián godar

Adrián Godar

Una vez acabada la universidad, muchos son los graduados que no encuentran la profesión que les llena, valorando así alternativas entre el amplio abanico de posibilidades laborales. Es el caso de Erin Doherty (Massachusetts, 2000) quien tras finalizar su formación en Ciencias Políticas en la Universidad de Filadelfia el pasado mayo, decidió dedicar su vida a la enseñanza.

Lejos de replantearse su vida y su futuro, se decidió a emprender una aventura arriesgada lejos de Franklin -su pueblo originario- para recalar en Vilagarcía y mostrar a los alumnos del IES Castro Alobre parte de su cultura y tradición como auxiliar de conversación. “Solicité la beca del programa Fulbright en mi último año de universidad y con el apoyo de mis profesores y varias cartas de recomendación me la concedieron”, rememora Doherty tras ocho meses en la ciudad.

Con este programa, han aterrizado en Galicia unos 40 estadounidenses que buscan conocer de primera mano la cultura y ayudar a los alumnos españoles a perfeccionar el inglés. Un cambio que ha roto por completo con su vida pasada y que ha motivado un crecimiento personal. “Soy una persona muy activa. Jugaba al fútbol, al lacrosse y participaba en muchas actividades extraescolares. También tenía mucho interés en el castellano, por eso lo aprendí como asignatura optativa en la universidad”, señala con una sonrisa.

Su llegada en septiembre, como todo cambio, no fue fácil. La burocracia, un choque cultural radicalmente opuesto y la incertidumbre de una nueva vida supusieron un quebradero de cabeza para Doherty. “Fue muy complicado. Tuve que buscarme un piso, abrirme una cuenta bancaria y me tuve que acostumbrar rápidamente a la cultura y al clima de aquí. De todas formas, allí mi vida era mucho más estresante”, subraya.

Una vez adaptada, su función ha sido la de conversar en inglés con los alumnos del centro dando clases de temas que ella misma elegía para que ellos pudieran perfeccionar el idioma e interiorizar el acento de las palabras.

Entre los temas han estado presentes la tradición musical americana, las fiestas y actividades buscando la participación de los alumnos desde 1º de la ESO hasta el Bachillerato. Un momento en el que se han olvidado de los libros totalmente y se han sumergido en un lenguaje cada vez más necesario en un mundo globalizado.

Si por algo ha merecido la pena la aventura ha sido para constatar un crecimiento personal y su gusto por impartir clases, además de una querencia por Vilagarcía difícilmente superable. “Aquí estoy muy conectada con la naturaleza. Me ha sorprendido mucho que la gente por la calle choca más que en Estados Unidos, allí tenemos nuestro espacio. Noté que aquí se pasa más tiempo fuera del hogar y se hace más vida social”, indica sorprendida.

En este sentido, el apoyo de los profesores del IES Castro Alobre y miembros del instituto han hecho que su vida en Galicia haya sido lo más amena posible. A pesar de residir en Pontevedra, solía comer con las familias de los profesores en sus hogares para socializar. “Me han hecho sentir muy querida y me han dado una gran bienvenida. Cada semana como con una familia en Vilagarcía pasando tiempo con hijos de los profesores; ha sido genial”, recalca.

Con mucha lástima para ella esta etapa finaliza y el miércoles cogerá un vuelo de regreso a Massachusetts para recuperar su vida anterior. Una vida alejada del alumnado del IES Castro Alobre y de las tradiciones gallegas como son la naturaleza, la gastronomía o el tiempo libre en las cafeterías en compañía de las amistades que ha hecho. “Estoy aprovechando estos últimos días para disfrutar del sol. Me da mucha pena no poder disfrutar de la fiesta del agua o de San Juan, pero volveré para visitar a los amigos que he dejado aquí. Quizás vuelva otro año de mi vida”, remarca Doherty a escasas horas de partir.

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A pesar de las críticas que recibe la educación en España a la hora de valorar la forma de impartir el inglés, Doherty es tajante. “Toda la gente dice que en Galicia el nivel de inglés no es muy bueno, pero la verdad es que en Estados Unidos el nivel del castellano, en mi opinión, es peor”, señala. Una opinión formada y contrastada tras ocho meses perteneciendo al departamento de Inglés del centro y su contacto con estudiantes de todas las edades. “Los alumnos de Bachillerato y bilingües me han sorprendido gratamente”, asevera. El sistema educativo americano, alejado del formato español, está compuesto por Primaria hasta su quinto curso y dos eslabones intermedios hasta el 3º de la ESO en nuestro país. “Parece una diferencia pequeña, pero se nota mucho porque me fijo y allí no estamos acostumbrados a tantos años juntos”. Otro de los matices responde a la materia de idiomas en el que el sistema estadounidense, reduce notablemente las variantes. “Depende del Estado. En el mío únicamente tenemos la posibilidad de estudiar castellano en lo que sería aquí la ESO y en el Bachillerato únicamente tenemos el idioma junto con francés y latín. En Primaria no tenemos la posibilidad de aprender ningún otro idioma”, destaca. Aunque son sistemas totalmente diferentes, ambos tienen sus carencias y virtudes a través de sus planes de estudios. “Ningún sistema educativo es perfecto. Cada uno tiene sus cosas buenas y en las que puede mejorar. Lo hablé con el jefe de estudios del IES Castro Alobre y solíamos debatir lo bueno y lo malo de cada uno de los formatos. Aquí, por ejemplo, la directora y el vicedirector son también profesores; es lo que más me ha sorprendido. Allí son roles totalmente diferentes y no dan clases”, explica.

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