El método para vigilar 37 kilómetros de costa

El dron se ha convertido en un elemento indispensable en las tareas de vigilancia de los bancos marisqueros de A Illa

El dron cuenta con una potente iluminación para identificar a los posibles furtivos.

El dron cuenta con una potente iluminación para identificar a los posibles furtivos. / A. G.

A. G.

Fueron la primera cofradía de la comarca que decidió formar a un vigilante en el uso y manejo de drones con el fin de mejorar las tareas de control que realizan y esa decisión es algo de lo que no se arrepienten. La puesta en funcionamiento del dron de vigilancia hace más de un año en las playas de A Illa ha supuesto un sinfín de ventajas, entre ellas, la más importante, la de poder abarcar una mayor superficie de terreno sin necesidad de mover vehículos y personas.

Así lo reconoce el patrón mayor de A Illa, Juan José Millán, que recuerda las complicaciones que tenían los vigilantes para poder recorrer los 37 kilómetros de litoral y 82 playas que existen en el municipio. “Nos permite abarcar mucha más superficie, sobre todo en momentos de bajamar y, sobre todo, se ha convertido en un elemento clave para disuadir a los furtivos, incluso de noche”, explica. No en vano, el dron cuenta con un sistema de localización nocturna que detecta el calor a lo que se suma altavoces y un enorme foco que permite iluminar muchos metros cuadrados. Además, esta diseñado para seguir a los furtivos una vez que son localizados. El dron cuenta con una gran autonomía, ya que puede estar volando entre veinte y treinta minutos, que es la duración de cada una de las ocho baterías con las que cuenta el pósito.

El dron es efectivo en las vigilancias nocturnas cuando hay bajamar

“Además de efectivo a la hora de controlar a los furtivos, se ha convertido en una importante fuente de ahorro para la cofradía ya que, gracias a el, no tenemos que mover los coches o las embarcaciones, y si lo hacemos, sabemos a donde tenemos que ir para interceptar a los furtivos”, explica Millán. El patrón mayor alaba la efectividad del sistema “sobre todo en bajamar, que era cuando los vigilantes tenían muchos más problemas para localizar a los furtivos; ahora permite hacer un control rápido y nos facilita mucho el trabajo que desempeñan los guardias rurales”.

Millán señala que A Illa no está teniendo grandes problemas de furtivismo en estos momentos, más allá de un grupo de energúmenos locales que “tenemos identificados y localizados, pero que se declaran insolventes cada vez que los atrapamos y siempre regresan a las playas porque se sienten impunes”. A esos es a los que ha sorprendido en reiteradas ocasiones el dron, identificándolos prácticamente de inmediato. En lo que respecta a furtivos de otras localizaciones, Millán reconoce que “en los últimos tiempos no los hemos detectado, pero si que tuvimos situaciones muy preocupantes en años anteriores por las que no estamos dispuestos a pasar, y el dron nos va a ayudar a evitarlas”. Por el momento, la cofradía no tiene previsto incrementar su flota de drones aunque es algo que “no se puede descartar, dependerá de lo que esté ocurriendo en las playas y de como podamos enfrentarnos a la aparición de furtivos”.

Los vigilantes tienen controlados a una serie de furtivos locales que son los que están causando problemas en los últimos tiempos

El otro gran problema con el que se encuentran es estacional y coincide con la llegada del verano, el furtivismo de bañador. “Es una pena que el dron no podamos utilizarlo para localizar a estas personas porque nos permite tomar imágenes de lo que ocurre y nos facilitaría mucho la posibilidad de sancionarlas”, lamenta Millán, que teme que el próximo verano vuelva a ser muy duro para las mariscadoras de A Illa.

El de A Illa fue el primer pósito en poner en marcha este sistema de vigilancia, pero hay más entidades que están dando pasos en ese sentido. La de O Grove es una de ellas, que ha estado formando a varios vigilantes en el manejo de drones con la intención de incorporar este sistema a sus tareas.

El pósito isleño destaca por su apuesta por complementar las tradicionales tareas de vigilancia con otras que facilitan su labor a los trabajadores. Además del dron, el pósito también ha adquirido vehículos como bicicletas y ciclomotores que permiten a los vigilantes acercarse a lugares en los que resulta imposible acceder con un vehículo de cuatro ruedas. Además, para proteger los bancos marisqueros de las de a pie de los furtivos de bañador, el pósito lleva años organizando a las propias mariscadoras como refuerzo, encargándose ellas mismas de defender la producción de sus playas.

Suscríbete para seguir leyendo