Mirador de Lobeira

Fortalezas y debilidades

Antonio Touriño

Antonio Touriño

Recitan hasta la extenuación el decálogo del éxito que básicamente consiste en mirarse el ombligo y aprobar cualquier decisión que uno se propone en la vida, sea positiva, negativa o neutra; pero a veces a los ciudadanos se les atragantan las ruedas de molino que tan pacíficamente ofrecen con esa comunión.

Y es que no todo se puede esconder tras el telón de algunas inversiones más o menos suntuosas y necesarias como la reforma de Arzobispo Lago, la construcción del albergue de peregrinos de Carril, el proyecto de la biblioteca municipal de Castelao, la mejora de la plaza de Rafael Pazos o la colocación de vallas para el derribo de la comandancia de marina que se convertirá en un moderno ambulatorio en el corazón de la zona de ocio de Vilagarcía, la conocida como TIR.

El problema es que quedan muchos proyectos atrás a los que nadie quiere dar solución y otros que recibieron carpetazo, simplemente porque un día a alguien le molestó su existencia, su sola presencia.

Quedan muchas explicaciones por dar y difícil resulta empezar por alguna, si bien clamoroso resultó el absoluto silencio que el gobierno local guardó cuando decidió derribar el Aquarium, ese edificio que en 1984 diseñó el arquitecto César Portela para corregir el feísmo en el litoral, pero que un día cayó en desgracia superlativa.

Pero también debe indicarse por qué a día de hoy todavía nadie dio una solución al balneario de A Concha, que en su día fue un referente para la ciencia de la gastronomía. O sobre el Museo del Ferrocarril, al que siguen dando vueltas porque se han empeñado en la locomotora Sarita, un objetivo imposible porque es la seña de identidad del museo de Camilo José Cela en Iria Flavia. Mala costumbre esa de envidiar lo de los demás y querer vestir a un santo desvistiendo a otro.

O la tardanza en acometer la reforma de la indiana Casa Jaureguízar en pleno corazón de Vilagarcía que iba a ser destinada a la tercera edad pero que quizás algún día disfrute la llamada Generación Z.

Pero a ello hay que sumar otras desidias más preocupantes si cabe pues no parece de recibo que a día de hoy, a escasos tres meses de las elecciones municipales, nadie haya dado algún solido argumento de por qué Vilagarcía ha perdido en favor de Cambados la sede de la Guardia Civil cuando había un terreno permutado para un cuartel digno.

Tampoco se entendió muy bien por qué la Estación de Hidrobiología de O Con ha perdido su fuelle y el respaldo científico de la Universidad de Santiago, argumentos que se habían comprometido a revelar poco después del despido fulminante e inesperado de su director e impulsor Fernando Cobo.

O por qué Vilagarcía solo tiene tres juzgados cuando todas las localidades de idéntica población de competencia tienen cuatro e incluso más.

Luego está lo del rural con unas inversiones mínimas como bien se han encargado de criticar muchas de las asociaciones de vecinos en fechas recientes.

En suma, una cadena de debilidades que precisan de respuesta urgente para que en campaña nadie se las eche en cara. Hay muchos votos en juego. Y sobre todo ellos, lo saben.

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