Lobeira, el patrimonio protegido por los comuneros de András

Los comuneros de András se han esforzado por dar valor a todo el entorno de Monte Lobeira en las últimas décadas

Mirador de Faro das Lúas, en el Monte Lobeira, gestionado por los comuneros de András.

Mirador de Faro das Lúas, en el Monte Lobeira, gestionado por los comuneros de András. / Noé Parga

A. G.

Es una de las atalayas que rodean la ría de Arousa y, pese a no encontrarse entre las más altas, ofrece una perspectiva impresionante no solo de la ría, sino también de buena parte del valle de O Salnés. Es por ello que Monte Lobeira esconde un sinfín de secretos que se han ido descubriendo poco a poco y poniéndose en valor gracias, sobre todo, al empeño de los comuneros de la parroquia vilanovesa de András, donde se encuentran la mayor parte de los restos arqueológicos. Desde la comunidad han sido los responsables de impulsar numerosas actuaciones de puesta en valor no solo de los terrenos forestales, sino a la hora de recuperar miradores, la antigua fortaleza o las sendas que rodean el monte.

Una de las obras más importantes que han realizado los comuneros en estos veinte años fue la puesta en valor del conocido como “Monte do Santo”, más conocido ahora como el Faro das Lúas, nombre de la escultura que corona esta zona. Hace ahora 20 años, a finales de 2002, los comuneros recurrían al escultor vilagarciano Manolo Chazo para acabar un viejo proyecto con una obra que resultase icónica para un lugar desde el que se observaba toda la ría de Arousa.

Cuarenta años antes de aquel momento, un grupo de mujeres, que deseaban ubicar en ese punto la imagen de un Corazón de Jesús, construyeron una gran base de piedra. Sin embargo, el proyecto nunca se finalizó hasta que los comuneros se lo encargaron a Chazo. Este elaboró un conjunto escultórico compuesto por tres lunas, elaboradas en acero inoxidable brillante, y de un elemento ovalado de color rojo, hecho a partir del latón que son visibles desde toda la comarca al atardecer, cuando el sol impacta de lleno en ellas.

Ese fue uno de los pasos, pero los comuneros dieron muchos más. Otro ejemplo de ello fue el círculo lítico localizado en una parcela comunal. Fue localizado después de los incendios que se registraron en 2006 y fueron los propios comuneros los que impulsaron su estudio. Investigadores del CSIC pasaron por la zona y recogieron muestras pocos años después. Sin embargo, en 2022 los comuneros contrataron a una empresa de arqueología para la puesta en valor del círculo lítico y de las tres mámoas. Crearon una pequeña ruta e instalaron paneles explicativos en los que se define su origen y su función.

Otro de los puntos que se han esforzado en destacar fue la antigua fortaleza de Lobeira, situada en torno al mirador. Ellos fueron los primeros que impulsaron las prospecciones en la zona, sacando a la luz un aljibe y parte del muro defensivo del antiguo castillo. Llegarían después otras administraciones a adecentar los accesos y a elaborar recreaciones de la antigua fortaleza en 3D. Integrada por 150 comuneros y gestionando 150 hectáreas de superficie, la comunidad es un ejemplo de como velar por el patrimonio y apostar por reforestar con especies autóctonas.

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