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El albariño de 2021 no llega a la Navidad

Rías Baixas inicia en noviembre las catas previas a la certificación de los caldos de la reciente vendimia, pero muchas firmas esperarán todavía a las de febrero o marzo de 2023

Cata de vinos en la sede de Rías Baixas, en Pontevedra. | // GUSTAVO SANTOS

En 2021 se recogió la mayor cosecha de la historia de la denominación de origen Rías Baixas: 44 millones de kilos de uva. Las bodegas pudieron llenar sus cubas de vino. Millones de litros que, sin embargo, se han quedado escasos.

A estas alturas del año más de una bodega de la denominación se ha quedado ya sin vino para vender. Todavía tienen mercancía en sus almacenes, pero cada palé tiene ya nombre y apellido asignado. “En condiciones normales todavía tendríamos vino en enero del año siguiente, pero este año ya lo tenemos todo vendido desde septiembre”, afirma el enólogo de Granbazán, Diego Ríos. Santiago Roma y Pazo de Señoráns se encuentran en una situación similar.

El coste de producción se ha disparado y las bodegas se verán obligadas a subir el precio del vino

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Santiago Roma, viticultor y propietario de la bodega que lleva su mismo nombre, ha optado por racionar las ventas entre todos sus clientes, para no dejar a nadie sin vino. Esto le impide servir toda la mercancía que le pide cada proveedor, pero a cambio tiene algo para todos. “Al que me pide tres palés, le vendo uno. Procuro hacer un reparto proporcional, lo más equitativo posible, para no dejar a nadie atrás”. Pero si quisiese, a estas alturas ya tendría el almacén vacío.

No son las únicas que han vendido toda la añada de 2021 cuando aún faltan unos meses para descorchar la de 2022. Agustín Lago, director técnico del Consejo Regulador apunta que a estas alturas de año ya queda “muy poco vino” por vender en la denominación de origen, y que quien más quien menos está esperando a los caldos de la última cosecha. En este sentido, las catas previas a la certificación de los vinos se retomarán presumiblemente a mediados de noviembre, y es probable que haya más bodegas interesadas en obtener ya las primeras etiquetas. Con las Navidades a la vuelta de la esquina, algunas empresas ya ofertarán existencias de este 2022 antes de las campanadas de fin de año.

En Granbazán exportarán este año la mitad de su producción

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No obstante, serán también muchas las que esperen aún a febrero o marzo de 2023 para comercializar los caldos obtenidos con la uva que se vendimió en la campaña recién finalizada. En su caso, entienden que el vino requiere de unos tiempos, y que no puede salir nada bueno de meterle prisa a la naturaleza. “El vino manda y hay que esperar a que esté listo”, sostienen en Pazo de Señoráns.

“Yo prefiero no facturar a vender antes de tiempo y que después los vinos no estén en las condiciones que queremos”, sostiene a su vez Santiago Roma. Granbazán es otro ejemplo de bodega que ha decidido no acelerar los tiempos pese a tener comprometida toda su producción de 2021. “El vino tiene sus periodos y queremos respetarlos”.

Las exportaciones

La denominación de origen Rías Baixas está viviendo un momento dulce. Año tras año, crece en ventas, especialmente en el extranjero. En Granbazán, por ejemplo, explican que las exportaciones suponen para ellos habitualmente entre el 35 y el 40 por ciento del negocio, pero que en este 2022 alcanzaron el 50 por ciento.

En opinión de Diego Ríos, esta buena posición en los mercados permitirá a Rías Baixas disfrutar de al menos dos años más muy buenos, aunque no oculta su sospecha de que llegará un momento en el que la demanda se estabilizará, “porque las modas van cambiando”. En Pazo de Señoráns también son optimistas, pero sin perder de vista los nubarrones económicos que se anuncian para los próximos meses. “Esta tendencia ha llegado para quedarse, aunque probablemente la demanda y el consumo se ralenticen debido a la situación económica internacional”.

El albariño subirá de precio en 2023 para cubrir el alza de costes

El precio del vino ha subido en los últimos meses, o lo hará en 2023, al igual que ha sucedido con la práctica totalidad de los artículos de la cesta de la compra. Las bodegas han sufrido un importante incremento en los costes de producción, hasta el extremo de que, en opinión de Santiago Roma, el precio de la botella debería incrementarse un 20 por ciento para que el bodeguero compensase todas las alzas que ha sufrido. Según los bodegueros consultados por FARO, a la escalada de las facturas de la energía eléctrica hay que sumar las fuertes subidas de las materias primas, como el vidrio que emplean en las botellas, el cartón de las cajas o el papel de las etiquetas.

Ha sido igualmente muy significativo el aumento del precio de la uva. Así, entre el año pasado y este se pasó de una cotización media de 1,80 euros por kilo a 2,80 euros. Según algunos bodegueros, la llegada a Rías Baixas de grandes grupos inversores ha inflado mucho el precio de la uva, hasta el extremo de que la pasada vendimia se habrían pagado hasta 3,50 euros por kilo. Una situación que ha golpeado duramente las cuentas de las bodegas. Por todo ello, dan por seguro que las empresas subirán el precio de sus referencias, si no lo han hecho ya. La incógnita está en saber cuánto lo harán. En Pazo de Señoráns afirman que las bodegas, “tendremos que subir el precio, no nos quedará más remedio, pero no podrán ser subidas desmedidas”. De hecho, cree que la mayoría optarán por asumir parte de los costes de producción para no penalizar en exceso a sus clientes.

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