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Pólvora mojada en el arranque de la temporada de caza

Sin patos y con pocos conejos y faisanes en un día sin rastros debido a la lluvia, el viento y la niebla

Tres de los cazadores que ayer tuvieron premio, en Meaño. Noe Parga

El viento, la niebla y la lluvia se encargaron ayer de hacer buenas la previsiones más pesimistas de los cazadores, cada vez más convencidos de que la nueva temporada de caza va a ser mala.

Esas adversidades meteorológicas, sumadas a lo diezmada que está ya la población de conejos a causa de las enfermedades, han hecho que el pistoletazo de salida de la campaña se quedara en pólvora mojada.

Una de las piezas abatidas ayer, en Meaño. Noé Parga

Cierto es que se abatieron algunas piezas, pero en líneas generales hay que hablar de un inicio de temporada realmente flojo en montes como los de O Salnés y el territorio Ullán. Tanto para los conejos como para los faisanes, patos y otras especies.

Juan Javier Doce Pérez, que como siempre cazó al lado de su compañero de fatigas, José Castro Saborido, cuenta que vieron seis faisanes en la zona de Ribadumia y abatieron tres, pero sabe que otros tiradores no tuvieron la misma suerte y se fueron de vacío.

Juan Javier Doce Pérez, con tres faisanes. FdV

Aprovecha para destacar que llama poderosamente la atención “la escasez de patos”, ya que, habitualmente, “siempre se ven bastantes a primera hora de la mañana durante los primeros días de campaña, por lo que aprovechamos cuando se disponen a levantar el vuelo para dirigirse desde el Umia a sus zonas de pesca en la ría de Arousa”.

Pero esta vez “no había absolutamente ningún pato, y eso es algo que nos llamó mucho la atención a todos porque jamás había pasado algo así”.

Ánades reales acostumbrados a la gente

Y eso a pesar de que, aún siendo salvajes, los ánades reales “se han acostumbrado a la presencia humana desde que hicieron los paseos paralelos al río”, explica Juan Javier Doce Pérez.

Tanto es así que “los patos ya casi no se asustan y no solo no se escapan, sino que incluso se dejan alimentar pos los niños que les lanzan cosas cuando caminan por el paseo fluvial”. Una zona, dicho sea de paso, a la que no pueden acercarse los cazadores, por razones de seguridad.

Dos de los cazadores que ayer dieron en la diana. Noe Parga

Tras insistir en que “parece un año atípico para los patos”, el mismo tirador arousano argumenta que él y su compañero no cazan conejo, pero otros tiradores “nos confirmaron que hay muy poco, debido a las enfermedades que padecen”.

No muy lejos de allí, en el Concello de Meaño, las escopetas daban caza a varios conejos, que también se vieron colgados del cinto de diversos tiradores en terrenos de Vilagarcía, Caldas y Catoira pertenecientes al Monte Xiabre.

Pero incluso los más afortunados reconocían que “hay muy pocos”, antes de añadir que “los perros están teniendo muchas dificultades para seguir el rastro debido a la lluvia y el viento”.

Uno de los participantes. Noe Parga

Saben, como Francisco Couselo, presidente de la Federación Provincial de Caza, que enfermedades como la mixomatosis o la hemorragia vírica que afectan a los conejos “impiden que la caza menor en Galicia acabe de arrancar”.

Algo en lo que también tiene mucho que ver el abandono de los montes, ya que, como el propio Couselo indica, “cuando el monte estaba limpio se secaba en poco tiempo, con apenas unos rayos de sol, pero un monte lleno de matorral implica más humedad, y esto se convierte en un caldo de cultivo para estas infecciones que afectan tanto a la población de conejos”.

Y se hace notar en zonas otrora tan importantes para la caza como O Salnés, donde en diversos cotos se detectaron brotes de dichas enfermedades.

Un cazador con su perro. Noe Parga

Además, el incendio forestal del pasado agosto acabó con buena parte de la caza en Xiabre, de ahí que la sociedad Karsita, de Vilagarcía, decidiera en asamblea no capturar conejo este otoño.

Ya se había explicado en FARO que las sociedades cinegéticas invierten grandes cantidades de dinero en “resiembras” que no sirven de nada, ya que adquieren conejos vacunados en las granjas y muchos de ellos mueren igualmente víctimas de las enfermedades que contraen cuando son liberados en el monte.

Reclaman mayor presencia del Seprona para luchar contra los furtivos

Al igual que sucede con la pesca y el marisqueo, en el mundo de la caza también hay furtivos.

Ayer, con el comienzo de la temporada, volvieron a hacerse notar, para desesperación del colectivo de cazadores que sí respeta las normas y se preocupa por mantener en buen estado las zonas de captura.

Los ilegales fueron vistos tanto en Xiabre como en Monte Castrove, según indican los cazadores consultados a lo largo de la jornada.

Es por ello que, al igual que se hace en el mar con Gardacostas de Galicia, las escopetas piden mayor control, en este caso a manos del personal de la Consellería de Medio Rural y del Servicio de Protección de la Naturaleza (Seprona) de la Guardia Civil.

Consideran los cazadores legales que solo así será posible estrechar el cerco y disuadir a esos individuos que recorren los montes de la comarca fuera de temporada, o que lo hacen cuando la campaña ya comenzó, como ayer, sin respetar horarios, días de cacería ni zonas delimitadas para ello.

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