Parece una complicación subsanable, pero lo sucedido no deja de llamar la atención a los vecinos y comerciantes. Además, en buena lógica, supone un trastorno en la ejecución de una obra tan importante como ésta, la humanización y embellecimiento de la céntrica calle Arzobispo Lago, llamada a ser uno de los pulmones del “nuevo modelo de ciudad” que defiende el gobierno de Vilagarcía.
Sucede que al construir las diferentes piscinas o fuentes proyectadas, con las que dar esplendor a esta avenida una vez ejecutada la obra –en primavera estará lista–, uno de los vasos de hormigón formados se colocó –a finales de agosto– justo encima de una tapa de alcantarilla.
Los vecinos que se percataron de ello desconocen si se hizo de forma intencionada o no. Lo que sí saben es que, menos de dos meses después, ha sido preciso romper el hormigón para redescubrir aquella tapa de registro, abrirla y, desde la misma, acceder a la red de saneamiento, tratando de averiguar exactamente por dónde avanza.
Pero lo más importante, casi crucial para el futuro de la calle, era localizar esa tapa y acceder por ella a la red de abastecimiento para tratar de desatascarla, ya que está completamente colapsada.
Se intentó también desde bocas de registro cercanas, situadas en la plaza de Galicia, pero la obstrucción de la tubería continuaba.
Un robot con luz y cámara
De ahí que incluso se recurriera a la utilización de un robot provisto de luz y cámara que fue introducido en las canalizaciones subterráneas para, desde las pantallas instaladas en superficie, determinar por dónde avanzan exactamente las tuberías y dónde están los principales puntos de colapso.
Todo ello, acciones que, como se decía al principio, trastocan los planes de la reforma de Arzobispo Lado, ya que incluso hay un tramo del alcantarillado que, aparentemente, no iba a ser renovado.
Pero al final sí tendrá que ser modificado y será necesaria la colocación de nuevos tubos, lo cual está directamente relacionado con la alcantarilla enterrada en hormigón en agosto.
Todo ello modificaciones o alteraciones del proyecto que se van produciendo sobre la marcha y condicionan la obra, aunque no sean motivo para interrumpirla.
Complicaciones que, a su vez, explican también la sucesión de reuniones mantenidas a pie de obra por arquitectos, aparejadores y otros técnicos municipales y de las empresas adjudicatarias, tanto la encargada de la obra de humanización de Arzobispo Lago como la responsable del manteniendo del alcantarillado.
Encuentros en los que también participaron representantes del gobierno local como Lino Mouriño, tal y como se apreció el jueves.
Fue entre ese día y el viernes cuando se intensificaron los trabajos para tratar de desatascar las canalizaciones, cuando se empleó el robot para buscar el origen del problema y, también, cuando llegó a Arzobispo Lago un nuevo cargamento de tuberías con las que afrontar la renovación del viejo alcantarillado.

En cuanto se superen estos y otros inconvenientes, la obra seguirá su curso para “cambiar por completo la fisionomía de una de las principales arterias del centro urbano, adaptándola a los requisitos de movilidad sostenible y accesibilidad que promueve la Unión Europea”, garantiza el gobierno de Alberto Varela.
El mismo que pronostica que vilagarcianos y visitantes ganarán “un nuevo punto de encuentro y ocio” con el que dar continuidad al de plaza de Galicia.
Se logrará con un desembolso de unos 600.000 euros al que se hace frente desde Ravella con cargo a programas como Vilagarcía Avanza, Ágora y Plan Concellos de la Diputación.