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El desánimo cala entre los cazadores de O Salnés

Los aficionados de Vilagarcía saldrán sin escopeta tras las graves pérdidas del incendio

Dos cazadores, con una pieza cobrada, en el monte Xiabre. INAKI ABELLA DIEGUEZ

La temporada de caza menor arranca hoy, y las perspectivas en O Salnés son pésimas un año más. En varios cotos se han detectado brotes de las enfermedades que afectan en mayor medida a los conejos, como la mixomatosis o la infección hemorrágico-vírica. Por si estas amenazas no fuesen suficiente, los aficionados de la sociedad Karsita, de Vilagarcía, han visto como el incendio forestal del pasado agosto acabó con buena parte de su caza. Tanto es así que han decidido en asamblea no capturar conejo este otoño. “Las perspectivas aquí son malísimas, no tenemos caza, así que decidimos cerrar para la escopeta”, señala un cazador vilagarciano.

Las poblaciones de conejo, la especie más codiciada en la temporada de caza menor, han experimentado en los últimos años una franca decadencia. Las sociedades cinegéticas invierten grandes cantidades de dinero en “resiembras”, que se están convirtiendo en un agujero negro en el que desaparecen dichas inversiones. Los conejos salen vacunados de las granjas, pero muchos de ellos mueren igualmente víctimas de las enfermedades que contraen en el monte.

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Un día de caza en O Salnés Anxo Martínez

“La campaña vuelve a tener mala pinta en todas partes”, afirma Manuel Martínez Casal, presidente de la Mesa Galega pola Caza y del Tecor (Terreno cinegético ordenado) de Portas. “Hay algunos lugares donde todavía se ve algo de caza, pero en líneas generales la temporada se presenta otra vez mal”.

Martínez apunta que las enfermedades infecciosas son una de las principales causas de mortandad del conejo silvestre gallego, pero no la única. “El conejo lo tiene todo en contra”. A este respecto, apunta a que el abandono del monte propicia que los conejos se encuentren con hábitats mucho más complejos para ellos, donde la supervivencia es más cara. También alerta del aumento de depredadores del conejo, incluidos los perros abandonados y asilvestrados, lo que merma las poblaciones cunícolas. Precisamente, la proliferación de depredadores también se ha cebado con las especies de pluma, de ahí que los aficionados tampoco puedan esperar grandes satisfacciones con los faisanes o las becadas.

La única nota positiva es que se retoman las reuniones sociales interrumpidas por la pandemia

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Así las cosas, la mayoría de los aficionados estrenarán esta mañana la temporada con sensaciones agridulces. En la Mesa Galega pola Caza dan por hecho que la situación es tan mala que más de una sociedad finalizará la campaña mucho antes de enero de 2023, que es cuando termina de forma oficial.

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De caza en O Salnés Faro de Vigo

En lo que respecta a Xiabre, el incendio de principios de agosto causó gravísimos daños en la fauna. “Ardió en la zona del campo de tiro, y ahí había mucha caza”, explica un socio de Karsita. Los miembros de la sociedad ya habían decidido subir al monte únicamente los domingos y festivos -renunciaron al jueves, que también es día hábil para la caza menor-, pero tras comprobar que la situación era peor de lo esperado, acordaron suspender directamente la caza menor. “Con escopeta, iremos al jabalí”, apuntan en la sociedad vilagarciana.

Precisamente, la situación con el jabalí es totalmente opuesta a la del conejo. El “porco bravo” sí está creciendo, gracias en gran medida a la desaparición de los usos tradicionales del monte. Esa explosión demográfica se ha traducido en los últimos años en un mayor número de incidentes, ya sea por la irrupción de los animales en los cultivos o en las carreteras, con el riesgo potencial de causar un accidente de tráfico. Hace un par de meses, las imágenes de una piara correteando por el centro urbano de Vilagarcía durante la madrugada se hicieron virales. Las sociedades de caza tratan de controlar esta mayor presencia de jabalíes con las batidas para reducir los daños.

En Galicia hay 37.000 licencias de caza. Además de las malas perspectivas por la ausencia de conejos en los “tecores”, otras de las características de la temporada que arranca hoy es que regresan las reuniones sociales sin restricciones, que se habían interrumpido durante la pandemia, así como la disminución de licencias en el conjunto de Galicia.

Nuevas muestras para un estudio de dos universidades

Los cazadores gallegos colaboraron el pasado año con el proyecto Lago-Healt, que promueven organizaciones como la Mesa Galega pola Caza y en el que participan las universidades de Santiago de Compostela y de Córboba. La finalidad de este trabajo es conocer las causas de los virulentos episodios de mortandad que sufre esta especie en Galicia, y proponer medidas para frenar su decadencia en la comunidad. Los aficionados debían aportar a los investigadores las muestras de conejos muertos, para que estos les realizasen la necropsia y pudiesen determinar las causas del óbito.

En la pasada temporada se recogieron 237 muestras, obtenidas en 43 municipios gallegos, y los investigadores han pedido más animales, pues de este modo, aumentado el número de sujetos estudiados, las conclusiones serán más precisas. Los primeros resultados de la investigación son muy inquietantes, pues sugieren que la vacunación no está siendo efectiva. Esto pone en tela de juicio o bien la calidad de las preparaciones patentadas por los laboratorios, o bien los métodos de vacunación empleados en las granjas.

Tampoco se descarta que la efectividad de los antídotos decaiga debido al estrés al que se ven sometidos los animales durante el proceso de vacunación o que se produzca a las pocas semanas de la suelta en el medio natural. La primera fase del estudio apuntó por ejemplo que el sistema inmunitario de los conejos de monte gallegos es prácticamente virgen a enfermedades como la mixomatosis, puesto que apenas el 11 por ciento de los animales tenían anticuerpos contra esta enfermedad. Para resistir una epidemia de este tipo, deberían tener inmunidad contra el patógeno al menos el 50 por ciento.

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