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Se enfrenta a seis años de cárcel por supuesto acoso a su expareja y compañera de la base del 061

La víctima era médico en la misma base | Según el fiscal, el acusado no aceptó el fin de la relación y la amenazaba con suicidarse | La acorraló en un coche quitándole el móvil

El edificio judicial de Vilagarcía, en O Cavadelo. | // NOÉ PARGA

La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Pontevedra acoge el martes a las 10.00 horas un juicio sobre un caso de presunta violencia de género. El fiscal solicita seis años de cárcel para el acusado por dos delitos de coacciones graves, con las agravantes de parentesco y género, además de mantenerse alejado de la víctima al menos a 500 metros durante los 18 meses siguientes a la pena de prisión impuesta. El Ministerio público pide que la comunicación no pueda establecerse por ningún medio, ni telemático ni escrito, verbal o visual.

En cuanto a la responsabilidad civil, la Fiscalía solicita una indemnización de 2.520 euros por los 36 días de “perjuicio personal particular (pérdida de calidad de vida) de carácter moderado”, 1.800 por la secuela de trastorno distímico y 6.000 en concepto de daños morales, “cantidades todas ellas que deberán ser incrementadas en un 10% al encontrarnos ante delitos dolosos”, reza el escrito de calificación.

Acusado y víctima fueron pareja durante dos años, desde junio de 2017 hasta julio de 2019. Él trabajaba como técnico de emergencias sanitarias en la base medicalizada del 061 y ella como médico en la misma base.

Según reza el escrito de calificación, la mujer continuó viviendo en casa de sus padres durante el noviazgo, acudiendo al domicilio del acusado en Lugo cuando tenía que realizar guardias en la base medicalizada del 061 en esta ciudad.

Siempre según el escrito del fiscal, el primer episodio se habría producido en la noche de San Juan de 2018, cuando se inició una discusión en la vivienda del ahora enjuiciado y este “le dijo que no saldría del domicilio hasta el martes (26 de junio), llegando a proferirle expresiones tales como que solo saldrían de allí con él en un ataúd, que se iba a suicidar y que solo la sacarían de allí si él saltaba por la ventana o se ahorcaba”.

En julio de 2019 la médico decidió romper la relación y el acusado “no aceptaba el fin de la misma”, llegando a decirle que “le iba a arruinar la vida y el trabajo, que su vida se iba a convertir en un infierno o que se iba a ahorcar el día de su cumpleaños con un cartel que pusiera: “Gracias XXX”.

Tras la ruptura, según el escrito de calificación, el hombre envió a su expareja mensajes y audios de Whatsapp para que volviese con él; incluso cambió guardias para coincidir con ella en el trabajo, “llegando a meterse en alguna ocasión en su habitación en la base medicalizada del 061 para que ella hablase con él y pedirle explicaciones de la ruptura”.

El 1 de agosto de 2019, al salir de una guardia, el procesado le pidió a su exnovia que fuesen a tomar un café juntos y al negarse esta, él se subió al asiento del acompañante de su coche y le quitó el teléfono para que no avisara a nadie, “viéndose ella obligada a tocar el claxon para pedir auxilio”. Al dirigirse hacia Vilagarcía, durante el camino el acusado le habría realizado 33 llamadas de teléfono, según expone el fiscal.

Tras este episodio, la víctima sufrió un ataque de ansiedad y recibió la baja médica. Se produjeron más situaciones desagradables (una persecución por las calles) y ella tuvo que recibir tratamiento en la Unidad de Salud Mental de Vilagarcía por un trastorno ansioso-depresivo.

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