El arte, en todas sus modalidades, es uno de los grandes contrapuntos a las expresiones violentas, como son las guerras. Así lo entienden desde el colegio Torre-Illa, cuyos alumnos de sexto de Primaria participaron ayer en una iniciativa en la que, emulando al graffitero Bansky mostraron su rechazo total a la barbarie que significa cualquier guerra, y en particular, la de Ucrania. El lugar elegido para la huella reivindicativa, creativa y artística fue un muro en la zona de Gradín, hasta donde se desplazaron en bicicleta acompañados de su profesor, Javier García, y de agentes de la Policía Local.
Una vez allí, dejaron reflejado en el muro un deseo unánime, el de paz y el fin de la guerra, incluyendo el desarme de los países. “Que paren las bombas y el diálogo sea la única arma en todos los conflictos políticos”, explicaban. La iniciativa estaba prevista para hace unos meses, pero las lluvias obligó a aplazarla hasta la jornada de ayer. Mientras, los pequeños hicieron varias pruebas en papel, aunque la intención fue siempre aprovechar el muro que cedió un vecino para pintar con motivos contrarios a la guerra.
Además de imitar a uno de los grandes referentes del arte moderno en el mundo, los jóvenes isleños también estaban imitando, sin saberlo, a sus padres y abuelos, los mismos que, en su día, llenaron los muros del municipio pidiendo el puente “a chave para 6.000 presos”, o la segregación y constitución en municipio propio. De aquellas pintadas en los muros ya quedan pocos restos.
