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¿Los ríos?, poca agua y más caliente de lo habitual

En el Umia está un metro por debajo y dos grados por encima de lo normal

Trabajos de inspección realizados ayer en el río Umia. CES

La escasez de lluvias en los últimos meses hace que el nivel del agua en los ríos esté demasiado bajo, de ahí que, por ejemplo, la campaña de pesca de lamprea en el Ulla finalizada a mediados de abril resultara un fiasco. Pero es que, además, su temperatura está muy por encima de lo que suele ser habitual en esta época del año.

Por si no fueran suficientes motivos de alarma, las especies invasoras siguen apoderándose de sus riberas, donde también se aprecia una preocupante desaparición del sotobosque, en algunos casos debido a la realización de desbroces indiscriminados mediante los que establecer zonas de tránsito peatonal.

Una inspección anterior en el Umia. Noe Parga

Son algunas de las conclusiones que pueden extraerse de una nueva edición del “Proyecto Ríos”, un programa de voluntariado social impulsado en 2005 por la Asociación para a Defensa Ecolóxica de Galicia (Adega) que permite inspeccionar, evaluar y limpiar una buena cantidad de cauces fluviales.

Ideado, también, para “divulgar la situación ambiental de los cauces fluviales gallegos, contribuir a incrementar la concienciación ambiental a través de la participación ciudadana y aportar soluciones a los problemas asociados al agua y los ríos, además de ser un referente en cuanto a programas de educación y voluntariado ambiental”.

El CES en Ponte Arnelas

En la comarca arousana, uno de los colaboradores habituales de esta experiencia, desde el año 2007, es el Colectivo Ecoloxista do Salnés (CES), que, como hizo ayer, suele intervenir en el río Umia, a la altura de Ponte Arnelas.

En esta ocasión, los trabajos de inspección efectuados permiten obtener conclusiones que coinciden con lo apuntado inicialmente. Tanto es así que desde el CES sostienen que el nivel del río “está casi un metro por debajo del cauce que normalmente tiene en estas fechas”.

Las rozas indiscriminadas afectan al sotobosque.

Las rozas indiscriminadas afectan al sotobosque. CES

Y no solo eso, sino que “la temperatura del agua en el Umia era de 19 grados centígrados, cuando raramente supera los 17”.   

Así lo afirma Marta Lois, presidenta de dicha entidad ecologista, antes de alertar, también, de que “el bosque de ribera sigue siendo el peor parado” de este tipo de inspecciones, “pues lleva años soportando diversos impactos que lo alteran, tales como la creación de aparcamientos, paseos fluviales, acumulación de basura, desbroces y talas”.

De forma más detallada, el CES dice haber apreciado que se realizaron “nuevas rozas que eliminan el sotobosque y llegan hasta la orilla del caudal, dejando la tierra a expensas de la erosión y eliminando zonas de refugio y alimento para la fauna”.

Plantas de pecera

Los ecologistas arousanos también coinciden al señalar que las especies invasoras siguen presentes en el Umia y su cuenca, siendo de especial preocupación la existencia de plantas acuáticas empleadas en los acuarios domésticos.

Una edición anterior del programa de control del río Umia. Noe Parga

Se refieren, por ejemplo, a la elodea o yana, cuya venta y tenencia en zonas naturales está prohibida en algunos países dada su sobradamente demostrada peligrosidad para la flora nativa cuando “se escapa” al medio ambiente.

También a la egeria, una planta muy popular entre quienes tienen peceras y nativa de áreas templadas de Sudamérica, como Brasil, Argentina, Uruguay y Chile.​

Este tipo de plantas acuáticas “crean masas muy espesas que impiden el paso de la luz y no dejan espacio para la flora autóctona”, detallan en el CES.

El río Umia. Noe Parga

Invasoras de jardín

Donde también volvieron a comprobar que especies de jardín como el bambú o la tradescantia parecen haberse aclimatado ya en las riberas del Umia, “desplazando a las especies propias del bosque fluvial”.

Por último, la entidad que preside Marta Lois alerta de la creciente urbanización del entorno del río y del “bajo criterio ambiental de las Administraciones públicas cuando realizan o permiten tales o desbroces en un bosque con tanto valor ecológico como el del Umia”, ya que al actuar así desaparecen las zonas por las que se mueven las diferentes especies de fauna salvaje en sus desplazamientos diarios.

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