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El esfuerzo de los comuneros de András por proteger su historia

Recurren a fondos del GDR para acondicionar el entorno de tres mámoas catalogadas y darlas a conocer

Mirador de Monte Lobeira, en Vilanova. Iñaki Abella

Son los propietarios de gran parte de Monte Lobeira y, sobre todo, son conocedores de la importancia que tiene ese monte, tanto natural como arqueológica y cultural. Los comuneros de András, en Vilanova de Arousa han recurrido al Grupo de Desenvolvemento Rural (GDR) para financiar la puesta en valor de un entorno con un alto contenido simbólico, el de las tres mámoas que existen en Lobeira. A mayores también un círculo de piedras que fue estudiado por el CSIC hace más de una década por su posible simbolismo y vínculo con las tres mámoas.

El proyecto ha comenzado a ejecutarse y se espera que pueda estar finalizado en el mes de junio, siendo el principal objetivo poner en valor todo ese entorno con su limpieza en profundidad, un vallado perimetral y la instalación de sinaléctica y paneles informativos que den a conocer los secretos que se guardan en una de las principales atalayas de la ría de Arousa. El coste de la actuación ronda los 20.000 euros, de los que se van a recibir a través del GDR un total de 9.600, casi la mitad de su coste. La decisión del GDR de participar en esta apuesta parte de que el proyecto es “interesante para la zona” al poner en valor elementos de alto contenido cultural y etnográfico gracias al empeño de los comuneros.

La inversión es bastante pequeña por lo que se va a centrar en adecentar todo el entorno de las tres mámoas, delimitarlas de forma adecuada instalando un vallado de madera similar a los que se están utilizando en las playas para proteger las dunas, instalar señales y definir lo que se puede encontrar ahí en varios paneles. Estos paneles explicarán a los visitantes la importancia del yacimiento y su aspecto simbólico, relacionados con la arquitectura funeraria del neolítico.

Las tres mámoas y el círculo lítico se descubrieron en plena vorágine de incendios en la comarca de O Salnés, en el año 2006, cuando las llamas arrasaron por completo el arbolado que existía en la zona. Esa circunstancia permitió descubrir las formas peculiares y que fuesen identificadas por los arqueólogos. Estos llegaron a desembarcar en el círculo lítico, el cual estuvieron estudiando, trabajo que acabaría reflejado en un profundo trabajo de los arqueólogos Patricia mañana, Vicente Carmés, Camila Gianotti y Félix González.

No es la primera vez que el GDR subvenciona una actuación similar. Lo hicieron no hace muchos años con la bodega Paco & Lola, donde se detectaron unas mámoas y se procedió a una actuación muy similar a la que se está acometiendo en András. Aquella iniciativa fue catalogada como un proyecto no productivo que tenía como principal objetivo proteger las mámoas y ponerlas en valor, así como darlas a conocer.

Además de esas mámoas, no muy lejos de allí, en los montes de Treviscoso, entre Vilanova y Cambados, también se han localizado varias mámoas, algunas de ellas catalogadas pero sin ningún tipo de protección ni indicativo que los dos municipios afectados están dispuestos a recuperar.

El trabajo de la fortaleza


No es la primera ocasión en la que los comuneros de András apuestan por recuperar parte del legado arqueológico e histórico que esconde Monte Lobeira. Fueron los propios comuneros los que, hace más de una década, promovieron una serie de excavaciones en lo más alto de la atalaya para descubrir los restos de la antigua fortaleza de Lobeira. Esa primera fase de excavaciones permitieron sacar a la luz unos 25 metros de la base de la muralla de la fortaleza, así como descubrir un aljibe de agua que sería utilizado por sus pobladores en caso de asedio. La excavación se realizó empleando fondos de Agader, que destinó 80.000 euros a la misma. Ese descubrimiento hizo cundir el optimismo entre los comuneros a la hora de poder localizar más restos de la fortaleza de Lobeira, e incluso, del castro, una edificación prerromana sobre la que se asentaría la edificación medieval. El relevo lo tomaría pocos años después la Mancomunidade, con varias intervenciones en la zona, como la creación de un mirador o el mantenimiento de todo el entorno, así como la recreación en tres dimensiones de la antigua fortaleza. El ente comarcal también barajó varias actuaciones, e incluso, llegó a convencer a la Diputación de proseguir con las prospecciones arqueológicas y la puesta en valor del yacimiento. Sin embargo, todo aquello quedó en agua de borrajas con los cambios políticos que se registraron en los últimos años y que han acabado por enterrar el proyecto.

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