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Reencuentro y aniversario en el San Gregorio de Meis

Vilanoviña exhibe y degusta de nuevo el bollo tras dos años de parón por el COVID

El bollo pascual dedicado a San Gregorio, durante la misa INAKI ABELLA DIEGUEZ

El Campo da Boca de Vilanoviña volvió a ser este fin de semana un hervidero de gente. La comisión de fiestas del San Gregorio echaba de menos este trajín. Después de dos años sin romería a consecuencia del COVID, la jornada de ayer tenía para ellos un cierto sabor a estreno. El recinto festivo estaba espectacular y el ambiente era el de las mejores ocasiones.

Más de una docena de atracciones de feria y de puestos de venta de rosquillas y golosinas se situaban a un lado del pasillo central del área recreativa, adornado con un techo de guirnaldas luminosas. Del otro lado, la cantina había dispuesto bajo dos grandes carpas mesas y asientos de rancho para el almuerzo.

El coro, durante la misa de campaña. | // IÑAKI ABELLA

La misa de campaña se celebró bajo otra carpa, al lado de la capilla. Al pie del altar se situaba expuesto al público el símbolo por excelencia de esta romería, el gigantesco bollo pascual de San Gregorio, decorado con sus 6.000 huevos. La imagen del santo presidía el oficio, acompañado por las más pequeñas de Santa Margarita y de la Virgen María, donadas estas dos últimas por una familia de Lantañón y por los vecinos de Vilanoviña, respectivamente.

No lejos de allí, docenas de personas tomaban algo en la terraza del centro social, mientras un grupo de niños -y algunos adultos- disputaban un partido de fútbol en un campo de hierba artificial.

Fernando Silva, presidente de la comisión de fiestas, admitía poco antes de la salida de la procesión que, “ahora estamos un poco más felices. Después de estos dos años sin romería, queríamos volver a la tradición. La gente lo echaba de menos”.

El 30 aniversario

La fiesta tal y como se conoce hoy empezó en 1992, año en que una comisión presidida por Albino García Rey decidió recuperar unos festejos que se habían celebrado hasta finales de la década de los 50 en la capilla del cercano pazo de A Moroza. El primer San Gregorio se lo pidieron a una parroquia de Bueu, recuerda Fernando Silva. Era una talla pequeña, y al año siguiente la comunidad de montes adquirió una imagen más grande y pesada. Tanto que hacen falta al menos ocho personas para llevarla durante la procesión.

Un vecino de Paradela saluda junto a la imagen de San Gregorio, ayer en la misa de campaña INAKI ABELLA DIEGUEZ

La idea de ofrecer al santo un bollo pascual -el pan que los padrinos entregan a sus ahijados en Pascua, en muchas parroquias- partió de Samuel Silva, que regentaba a principios de los años 90 la panadería Paradela. Al principio, el bollo era mucho más pequeño, pero la idea gustó tanto a los vecinos que poco a poco el molde fue creciendo hasta lo que se conoce hoy.

En 1995 comenzó la construcción de la capilla, a cargo una vez más de la comunidad de montes de Paradela. El diseño pretende emular el del pequeño oratorio que existía en el pazo de A Moroza. Los trabajos se dilataron una década, concluyendo en 2005.

En bolsas de papel

La romería de San Gregorio ya se pareció mucho a las anteriores al coronavirus, con la diferencia de que esta vez la comisión no repartió churrasco y vino. Los organizadores desistieron por la situación sanitaria, y decidieron centrarse en el bollo, por ser el símbolo por antonomasia de la fiesta.

Se coció anteayer sábado en la panadería Paradela, con los seis millares de huevos donados durante la última semana y media por los vecinos de esta parroquia de Meis y de otras colindantes, y tras los oficios religiosos de ayer se repartió entre los asistentes en bolsas individuales de papel. “Se pueden hacer unas 1.600 raciones”, sostiene Fernando Silva. Cada porción lleva entre tres y cuatro huevos.

Fueron muchas las familias y grupos de amigos que se quedaron a comer en el campo de la fiesta, ya fuese bajo la carpa que atendía la cantina, o en las mesas de piedra situadas bajo los árboles. Los más previsores habían acudido con antelación suficiente y reservaron para sí una mesa, desplegando sobre ella un mantel o colocando el cesto de la comida.

La fiesta continuó por la tarde con más música, un espectáculo de magia para los niños y esa sensación de felicidad propia de los reencuentros. En el caso de ayer, también era el 30 aniversario.

La gran cita en mayo es Santa Rita en Vilagarcía

Meis se convierte durante la Pascua y la semana siguiente en la capital festiva de O Salnés. La Semana Santa viviente de Paradela ya es una cita ineludible para mucha gente de la comarca y de fuera de ella; el Lunes de Pascua, Armenteira recibe a miles de personas con motivo de la romería de su Virxe das Cabezas; y de nuevo Paradela, pero esta vez el lugar de Vilanoviña, ponen el colofón a estas dos semanas mágicas de Meis con el bollo de San Gregorio. Ya para mayo, que empieza el domingo próximo, la principal fiesta religiosa que se celebra en O Salnés es la de Santa Rita, en Vilagarcía. El Concello, responsable del programa lúdico, ya ha anunciado que habrá actividades sin restricciones.



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