El gobierno del conservador José María Bello Maneiro, que no quiere pronunciarse en relación con este asunto, parece haber tomado la decisión de recortar el horario de funcionamiento del alumbrado público, tratando así de reducir el coste de la factura energética municipal.
Lo que sucede es que esta medida no agrada a todos, y hay vecinos que, al sentirse “desamparados” y/o “desprotegidos”, reclaman que las luces de sus calles estén operativas durante toda la noche, “pues para eso pagamos impuestos”, argumentan.
Al parecer, el alumbrado se apaga a medianoche y ya no se activa hasta las cinco de la madrugada, lo cual representa un ahorro considerable para las arcas municipales.
Pero esto, aseguran cuantos critican la medida, genera “una sensación de inseguridad y desprotección”.