La recurrente propuesta del cuarto juzgado para Vilagarcía encuentra las mismas respuestas de Perogrullo en administraciones que recurren a la tangente para evitar siquiera el debate lógico, razonado y con argumentos indubitables.

La última respuesta clama al cielo pues en resumidas cuentas determina que hay juzgados en España que están mucho peor que los de la capital arousana y por tanto deberían tener preferencia en el reparto.

Números que en frío parecen un aserto indiscutible pero que analizados de forma serena solo demuestran espurios argumentos que caen por su propio peso.

Cierto es que los responsables del Ministerio de Justicia y sus técnicos deberían saber exactamente qué decir y hasta se puede comprender que tengan unas u otras preferencias a la hora de optar, pero la oposición si debería ser meridiana en sus argumentos y afinar en sus propuestas para que se tengan en consideración en vez de diluirlas explicando que también precisan un juzgado más localidades como Ribeira, Carballo o Viveiro.

Muchos son los argumentos a favor de Vilagarcía para defender la creación de una sala más y el principal, claro está, es el criterio de población pues con sus casi 40.000 vecinos duplica con creces la de Viveiro que tiene solo 15.000 y supera con mucho a Carballo donde residen 31.000 paisanos.

En segundo lugar, en términos técnicos, la tasa de congestión judicial establece que la de Vilagarcía es mayor que cualquiera de los otros municipios aludidos. Basta poner en relación el número de asuntos nuevos y pendientes con los resueltos.

En tercer lugar, habrá que fijarse en la trascendencia de asuntos que llegan a las distintas circunscripciones y, claro está, no es lo mismo un asunto de narcotráfico, los problemas fiscales que surjan a través de la aduana del Puerto, que un conflicto de servidumbres o un juicio de los conocidos como “chamoume...” ocurrido en una remota aldea de Carballo, que también tiene tres juzgados.

Sucesivamente, a mayores, recordar que el partido judicial de Cambados, con el mismo volumen poblacional, tiene desde hace más de quince años, un cuarto juzgado que se creó en un ático porque tampoco había espacio para albergarlo en su día. El tiempo demostró, sin duda, que era un servicio necesario.

Si a ello se suma el hecho de que el propio Consejo General del Poder Judicial reconoce que la actividad en los juzgados de Vilagarcía es del 107% es fácil llegar a la conclusión de que la burbuja explotó hace tiempo.

Y es que cabe recordar que la primera bofetada a las aspiraciones de un cuarto juzgado ya la propinó la Xunta en marzo de 2010 cuando frenó las aspiraciones de ese cuarto juzgado en medio de una fuerte presión por parte de todos los colectivos de funcionarios y también de profesionales y usuarios.

Doce años después, las cuentas siguen igual de claras y meridianas, pues basta con multiplicar por el exceso de casos anual para determinar cual es el grado de colapso y de retraso que ha provocado la decisión de no crear el cuarto juzgado. Si las cuentas no fallan y acumulando un retraso del 7% cada año resulta que en este tiempo, los tres juzgados de Vilagarcía tienen una pendencia del 84%, lo cual es insostenible, incluso si se les ocurre enviar refuerzos para resolver la situación de forma provisional, como suelen hacer cuando se les aprieta.

Aunque la solución parece abocada a dejar que las causas se mueran, simplemente porque hasta a los convictos les llega el día.