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Un legado industrial del que presumir en A Illa

El Concello trabaja en la elaboración de una ruta de la conserva que pone en valor los vestigios de esta actividad

La antigua fábrica de Goday se ha convertido en un centro de interpretación de la conserva. Iñaki Abella

Solo queda entera la antigua fábrica de Goday, convertida hoy en un centro de interpretación, pero el legado conservero de A Illa es patente en casi todas las calles del municipio. Se ve en las chimeneas que todavía se conservan o en las viviendas modernistas de la calle Marqués de Bradomín, recientemente restauradas, y que permiten vislumbrar lo que significaron las fábricas de este sector en el municipio. Es por ello que el Concello ha dado un paso más para dar a conocer ese pasado con la elaboración de una ruta por el casco urbano que permita al visitante profundizar en ese legado y descubrir los vestigios que todavía quedan.

Para ello se va a aprovechar la financiación que ofrecen los GALP, un dinero que permitirá poner en valor este patrimonio cultural, reconoce la edil de Cultura y Turismo, Rosi Viana. “A Illa, pese a tratarse de un territorio muy pequeño, fue uno de los enclaves con mayor número de conserveras; hubo fábricas, ‘fabriquíns’ y salazoneras por eso estamos trabajando en una ruta que toque todos los enclaves y permita al visitante relacionarlos”, explica la edil.

Viana reconoce que ya no quedan fábricas en pie, a excepción de la de Goday, “pero sí que existen muchos recuerdos, chimeneas y varias estructuras que se pueden poner en valor”. En estos momentos, técnicos municipales están trabajando en las bases para que las empresas puedan concurrir y trabajar digitalmente el proyecto. Para ello se les entregará toda una documentación que incluye fotografías, testimonios y mucha información recogida por el Concello durante los últimos años, a través de testimonios de muchas de las trabajadoras.

Aunque la ruta ser podrá iniciar donde se estime oportuno, la propuesta del proyecto marca el centro de interpretación como el punto de partida y el visitante podrá dirigirse hacia el muelle de Pau, el fabriquín de A Carbonera, Con Retellado (uno de los grandes enclaves de las conserveras en A Illa a principios del siglo XX), fabriquín de A Salga (donde también existió un taller de ribeira, industria que también será mencionada en la ruta), Portiño, Congostra do Rico y puerto de O Xufre, donde también existió un fabriquín. La ruta finalizaría pasando por las zonas donde se ubicaban la antigua Dardo, Salvador Otero y Odosa, antes de acceder al interior de las casas modernistas, donde todavía se aprecia el esplendor que vivió el sector conservero en A Illa, y en el centro de interpretación.

Uno de los grandes problemas con el que se ha encontrado el Concello a la hora de diseñar la ruta es la ausencia de estructuras, ya que la mayor parte de esas fábricas han sido demolidas. Esa circunstancia se solucionará con la instalación de paneles explicativos, con fotografías de la época y códigos QR que permitan al visitante hacerse una idea de cómo eran esas fábricas, su importancia y como trabajaban.

Todo el recorrido va a centralizarse en el casco urbano para que cualquier visitante pueda realizarlo andando. Si bien es cierto que hay vestigios de la conserva y la salazón en otras zonas de A Illa, en el casco urbano “hay lugares emblemáticos de gran importancia y trascendencia y la mayor parte de las conserveras estaban localizadas en esa zona.”

Insiste Viana en que el “objetivo es que los visitantes vean que A Illa no es solo playa, sino que también cuenta con recursos culturales y patrimoniales muy importantes a mencionar, relacionados, sobre todo, con ese mar que nos rodea”. En cada una de las fábricas que se van a recorrer también se abordará la historia de las familias que las crearon o las marcas que se elaboraban en ellas, un trabajo que “resultó arduo pero que esperamos que despierte la curiosidad de la gente que nos visita”. Para ello, cada panel contará con la posibilidad de descargar información en el móvil, además de crear una alerta que saltará cuando se pase por un lugar de interés sobre la conserva.

“La intención es ofrecer a nuestros visitantes la posibilidad de informarse y documentarse de lo que era A Illa, una puesta en valor de nuestro patrimonio arquitectónico que es algo que muchos desconocen”, explica Viana.

Piedras litográficas, autoclaves y máquina de vapor


Desde hace más de una década, el Concello de A Illa cuenta con un centro de interpretación de la conserva ubicado en la antigua fábrica de Goday, la primera experiencia conservera que se registró en Galicia. En esas instalaciones existe un amplio muestrario de lo que significaba trabajar en un lugar como eses, con elementos como una gran máquina de vapor de la marca Tangye, modelo Soho. Esta máquina fue el corazón de la antigua factoría y fue rehabilitada por los alumnos del ciclo superior de Mecatrónica del IES Fermín Bouza Brey de Vilagarcía. La máquina fue fabricada en Birmingham en 1879 y tiene una potencia de entre 30 y 40 caballos. Entre los contenidos también se encuentran cuatro piedras litográficas con las marcas de antiguas fábricas de conservas de finales del siglo XIX y XX. Estas piedras, que corresponden a “Pescadores de Galicia, de Conservas Goday; “El Naval”, registrada por la fábrica “Otero Diz y Otero”; o “La Nena, perteneciente a la fábrica Benito Guillán Dios, fueron cedidas en su día por el Museo do Pobo Galego y son un legado de la empresa metalográfica viguesa “La Artística S.A.”, pionera en la elaboración de envases de hoja de lata y en el diseño de las marcas mediante técnicas litográficas. Otra donación que recibió el centro de interpretación de A Illa el pasado año fue la de varios autoclaves de la empresa Friscos, asentada en Catoira. Esas autoclaves se consiguieron gracias a Rosa Nieto, directora general de Conservas Friscos, que las cedió por sus vínculos con el municipio, ya que pertenece a la cuarta generación de los descendientes de Francisco Otero Mariño, fundador de Conservas Otero. Los autoclaves son fundamentales para entender el proceso de elaboración de la conserva.

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