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Isolino Álvarez, de una modesta taberna a la primera discoteca de O Grove

El hostelero participó en el nacimiento de la Festa do Marisco y abrió el primer “pub”

Isolino Álvarez Boullosa, entre su hijo Isolino (izquierda de la imagen) y su sobrino Jesús González FdV

Isolino Álvarez Boullosa se crio tras la barra de un bar. En 1930, unos años antes de que él naciese, sus padres, el carpintero Isolino Álvarez Prol y Dolores Boullosa Fernández abrieron una pequeña taberna en su casa de la actual calle Castelao. Era un negocio modesto, pero la apertura en la misma calle del Cine Marino y de la sala de fiestas del mismo nombre, entre finales de los años 40 y principios de los 50, atraería a su bar a una multitud de personas, muchas de ellas de fuera de O Grove, que se dejaron seducir por las postas de bacalao que cocinaba Dolores Boullosa.

Ya fuese por vocación, o por imperativo familiar, el hijo primogénito de los fundadores del bar Isolino siguió en el oficio. Pero él se negó a vivir de las rentas y la fama obtenidas por sus padres. Salió fuera para formarse, y trabajó en algunos de los mejores hoteles de la época, como el Gran Hotel de A Toxa, el Universo de Pontevedra o los de Torremolinos, por aquel entonces una de las capitales del incipiente turismo español.

Ese bagaje hizo que cuando el 25 de diciembre de 1962, Isolino Álvarez Boullosa tomó las riendas del negocio de sus padres y abrió su propio local, no se limitase a reproducir paso a paso lo que ellos habían hecho. En su cafetería puso en práctica las ideas cosmopolitas y modernas que había observado en sus trabajos anteriores.

Isolino Álvarez Boullosa, fallecido ayer a los 84 años, fue de hecho uno de los hosteleros más inquietos e innovadores de O Grove. Se dio cuenta enseguida de que la buena mesa -y el marisco- podían atraer a mucha gente a la localidad, de ahí que se encuentre entre los impulsores de dos hitos de la historia grovense contemporánea, como fueron la Festa do Marisco y el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT). Como empresario, fue también un adelantado a su tiempo.

Ya fuese por vocación, o por imperativo familiar, el hijo primogénito de los fundadores del bar Isolino siguió en el oficio. Pero él se negó a vivir de las rentas y la fama obtenidas por sus padres. Salió fuera para formarse, y trabajó en algunos de los mejores hoteles de la época, como el Gran Hotel de A Toxa, el Universo de Pontevedra o los de Torremolinos, por aquel entonces una de las capitales del incipiente turismo español.

Imagen del bar que abrieron los padres de Isolino Álvarez Boullosa FdV

Ese bagaje hizo que cuando el 25 de diciembre de 1962, Isolino Álvarez Boullosa tomó las riendas del negocio de sus padres y abrió su propio local, no se limitase a reproducir paso a paso lo que ellos habían hecho. En su cafetería puso en práctica las ideas cosmopolitas y modernas que había observado en sus trabajos anteriores.

Isolino Álvarez Boullosa, fallecido ayer a los 84 años, fue de hecho uno de los hosteleros más inquietos e innovadores de O Grove. Se dio cuenta enseguida de que la buena mesa -y el marisco- podían atraer a mucha gente a la localidad, de ahí que se encuentre entre los impulsores de dos hitos de la historia grovense contemporánea, como fueron la Festa do Marisco y el Centro de Iniciativas Turísticas (CIT). Como empresario, fue también un adelantado a su tiempo.

El Casino funcionó en su hostal durante un tiempo, antes de establecerse definitivamente en A Toxa, y en la parte posterior de la cafetería Isolino funcionó durante unos años el Grove´s Club, un local que está considerado por muchos como la primera discoteca de O Grove, y que ha quedado grabado a fuego en la memoria sentimental de varias generaciones.

Su calidad humana le granjeó muchas amistades, de ahí que su muerte haya causado un hondo pesar en la localidad. Está siendo velado en el tanatorio Mirazo, y el funeral es a las 17.15 horas de hoy, en la iglesia parroquial de San Martiño. Posteriormente, recibirá sepultura en el cementerio parroquial.

Festa do Marisco

Cándido Acuña era un almacenista de vinos de Pontevedra que vendía su mercancía a numerosos restauradores de O Grove. Pronto se dio cuenta de que la localidad recibía a cientos de personas en verano, atraídos por su gastronomía, pero que el pueblo quedaba en invierno poco menos que desierto. ¿Cómo podía remediarse? Habló con varios hosteleros, y surgió la idea de organizar una fiesta del marisco. Isolino Álvarez Boullosa fue uno de los hombres que participó en la fundación de un evento que, en la actualidad, se ha convertido en una de las principales fiestas gastronómicas de Galicia. En sus primeras ediciones, la fiesta era solo un día, y el marisco se servía en unas casetas en el muelle.

“Fue una persona que siempre tiró del turismo”, afirma de él José Benavides, vicepresidente de la asociación patronal Emgrobes, hostelero y amigo personal del fallecido. Ese compromiso con el incipiente sector continuó cuando, años más tarde, participó en la fundación del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) que también llegó a presidir. Fue con Isolino Álvarez en el cargo, precisamente, cuando O Grove empezó a asistir a la feria Fitur.

Pasado el tiempo, ya fuera del CIT, jamás renegó de quienes acudían a él en busca de ayuda. “Cuando yo presidí el centro -recuerda José Benavides- siempre estuvo ahí para cualquier cosa que yo necesitase. Siempre recibí de él buenos consejos”.

La cafetería Isolino acabó convirtiéndose en toda institución en O Grove. Su vecindad con el cine Marino, local en el que se celebraban los primeros mítines de la democracia, hicieron del Isolino el lugar donde los dirigentes políticos se reunían antes para perfilar sus estrategias. Isolino Álvarez Boullosa, que había sido concejal de O Grove durante el franquismo, asistió al parto en su salón de formaciones políticas, como el PSOE local o los Independientes de “Chesqui”. Sirvió café a Gerardo Fernández Albor o Xosé Manuel Beiras. En 1978 abrió un hostal, en el que dos años después alojó al poeta Rafael Alberti. Historia con letras mayúsculas.

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