Después de infinidad de denuncias públicas formuladas a través de FARO DE VIGO, y no pocas quejas presentadas ante las fuerzas del orden y la Administración local, parece que mañana se procederá, por fin, al desalojo de los okupas en la antigua residencia de ancianos Santo Ángel, en pleno centro urbano de O Grove.

Se había convertido en un punto de venta de drogas en el que se acumulaban ingentes cantidades de basura y del que salía un olor insoportable, según los vecinos.

Además de escucharse frecuentes ruidos, registrarse peleas y, en definitiva, vivirse una situación altamente preocupante para la sociedad.

El miedo del vecindario era más que evidente, también a causa del temor a que se produjera algún incendio en el edificio que pudiera arrasar a los lindantes. 

La Guardia Civil de O Grove actuó en las calles Barqueiras y Batalla de Lepanto el pasado mes de octubre. FdV

Independientemente del miedo a las peleas entre trapicheros e individuos que acudían al lugar a comprar o inyectarse drogas, según criticaron repetidamente los mecos residentes en el entorno.

Parece que todo esto se va a acabar mañana, a tenor de lo anunciado hoy mismo por el alcalde, José Cacabelos Rico, quien anunciaba que a las 12.15 horas, en presencia de otros miembros de su gobierno y efectivos de la Guardia Civi y la Policía Local, se procederá al desalojo de este inmueble situado en la calle Batalla de Lepanto.

De este modo, cabe insistir, se dará respuesta a una vieja demanda social, de ahí la satisfacción mostrada por cuantos denunciaron la situación en los últimos años y se enteraron de la ejecución de este desalojo.

“Olor nauseabundo”

El pasado mes de septiembre, sin ir más lejos, ya se explicó en el decano de la prensa nacional que la antigua residencia Santo Ángel se había convertido en “un nido de okupas y trapicheo en el que se escuchan gritos constantemente, donde hay peleas y del que sale un olor nauseabundo”, decían los vecinos de la calle Batalla de Lepanto.

Hablaban de “un hedor insoportable”, pero también de la posibilidad de que se produzca algún incendio que afecte a los inmuebles adyacentes.

“Incluso puede suceder algo peor, ya que los que entran y salen continuamente del edificio están siempre peleándose y a gritos”, espetaban los damnificados, quienes también han presenciado numerosas operaciones policiales en el edificio.

Tal y como advirtió FARO, esta situación, que viene de lejos, había empeorado, sobre todo después de que los okupas se dotaran de energía eléctrica conectándose a una farola de la calle.

Siete implicados en una operación policial

Ahora que la "residencia de okupas" Santo Ángel puede pasar a la historia, bueno es recordar que en febrero del año pasado la Guardia Civil procedió a la detención de tres personas, así como a la identificación de otras cuatro, que figuraban en las diligencias judiciales como investigados, en el transcurso de una operación contra el tráfico de drogas desarrollada en esta antigua residencia meca.

Eran vecinos de O Grove y Sanxenxo, todos ellos con antecedentes policiales, con edades comprendidas entre los 30 y 46 años. Presuntamente, eran los principales protagonistas de una red de distribución de estupefacientes desde el propio inmueble abandonado de la calle Batalla de Lepanto, en pleno centro urbano de la villa meca y objeto de polémica en numerosas ocasiones anteriores, sobre todo a causa de las peleas entre toxicómanos que se registraban en el edificio y su huerto.

En aquella operación la benemérita se incautaba de algo más de 1.600 dosis de cocaína, heroína y hachís, junto con 630 euros en efectivo.

Además del dinero y las sustancias dispuestas para la venta, se intervinieron una pistola simulada, libretas con anotaciones, básculas de precisión, ordenadores y teléfonos móviles.

Fraude eléctrico

En el marco de la misma operación ya había salido a relucir que "los principales responsables de este grupo estaban utilizando en el inmueble una conexión fraudulenta con la red eléctrica, sin ninguna autorización ni aparato que controlase el consumo, lo que supuso una defraudación estimativa que podría superar los 2.500 euros".

En el instituto armado bautizaron aquella operación con el nombre de "Hortarrio", y la desarrollaron desde mediados de 2019, participando en la misma efectivos policiales de Sanxenxo, O Grove y Vilagarcía de Arousa.

Trapicheo y peleas

Como se aclaró en aquel momento, los individuos implicados en el tráfico de drogas a mediana escala interceptados por la benemérita utilizaban como base de operaciones ese inmueble deshabitado de la residencia Santo Ángel, en el que, cabe insistir, eran frecuentes la venta de estupefacientes y las peleas.

El abandono y la suciedad del inmueble se aprecian desde la acera.

Esto generaba un ambiente de inseguridad e intranquilidad ciudadana que fue objeto de numerosas quejas por parte de los vecinos, quienes en repetidas ocasiones alertaron de que en dicho inmueble se reunían toxicómanos habitualmente y pedían que se les impidiera el paso.

El detonante

Sin ir más lejos, en octubre de 2019 se daba cuenta en FARO DE VIGO de que dos vecinos de O Grove, y otros dos llegados de fuera, concretamente de Sanxenxo, protagonizaron una pelea por un supuesto impago de drogas que llevó a la Guardia Civil hasta la residencia Santo Ángel, explicándose entonces que estaba completamente abandonada y era utilizada por okupas.

Una operación policial en el inmueble. FdV

Los agentes identificaron a los protagonistas de aquel altercado, y esto, unido a la referida preocupación ciudadana, hizo que la Guardia Civil intensificara su dispositivo de vigilancia sobre el inmueble hasta culminar la operación.

Fruto de esa labor de vigilancia el cuerpo policial pudo obtener la orden correspondiente para realizar una entrada y registro en dicho inmueble. Se llevó a cabo un mes después de la citada pelea, procediendo a la detención inicial de dos de los supuestos vendedores.

Posteriormente se procedió a la detención de otra persona y a la identificación de tres individuos más, en condición de investigados, todos ellos "estrechamente relacionados con la venta y distribución de estupefacientes" en la antigua residencia Santo Ángel.