El grueso de los vecinos y comerciantes consultados ayer consideran positivo el proyecto de humanización de la calle Arzobispo Lago, presentado el sábado por el gobierno socialista de Vilagarcía. Claro que hay reproches, dudas y lamentos, pero, a priori, son muchos menos que los halagos.
Hay ciudadanos que critican que se ejecuten ahora obras de reforma de las deterioradas aceras “cuando en un par de meses se destruirá todo eso para hacer la nueva obra”. Y en ese lado de la balanza reservado a los críticos se alinean grupos políticos opositores como Podemos-Marea da Vila, que considera el proyecto “poco funcional” y cree que “le faltan árboles”.
Sus representantes sostienen que “se multiplican los errores cometidos en la plaza de Galicia” dándole continuidad por Arzobispo Lago, y sentencian que “todo apunta a un malgasto de recursos, con exceso de fuentes y de elementos inútiles que, además, suponen un obstáculo para la accesibilidad”.
El nuevo modelo de ciudad
Precisamente es todo lo contrario de lo que sostiene Ravella, donde defienden esta obra como garante de integración, humanización y accesibilidad dentro de un modelo de ciudad pensado “por y para los peatones”.
En ello parecen coincidir, como se indicaba al principio, la mayoría de los empresarios y viandantes. Sobre todo los que conocen en detalle el ambicioso proyecto, presupuestado en 600.000 euros.
Consideran que “se conseguirá una ciudad moderna” y se dará continuidad “a las exitosas peatonalizaciones de la plaza de Galicia, Castelao y Rey Daviña”, por lo que “podremos disfrutar de una ciudad más cómoda para pasear y vivir”.
La presencia de fuentes y estanques que desagrada a Podemos es uno de los elementos que más aplauden los partidarios de la obra, algunos de los cuales inciden en que, “según el alcalde, el proyecto no consiste solo en embellecer la calle, sino que incluye la sustitución de tuberías de agua y alcantarillado, lo cual es positivo para todos”.
En definitiva, que como siempre, hay luces y sombras, partidarios y detractores. Aunque esta vez parece que son más los que alaban la obra y depositan en ella no pocas esperanzas para “hacer de Vilagarcía una ciudad moderna, alegre y dinámica”.