Y no solo para descubrir los paisajes y manjares que encierra esta ría de 26 kilómetros de largo, 230 kilómetros cuadrados de superficie y 65 metros de profundidad máxima, sino también para rememorar la traslación de los restos del apóstol Santiago, visitar el Parque Nacional de las Islas Atlánticas e incluso para pedir en matrimonio a tu pareja o para celebrar la despedida de soltero a bordo o la ceremonia nupcial. Para todo eso, y mucho más, pueden servir los catamaranes de O Grove.
Así es. Estas embarcaciones, capaces de mover a unos 500.000 viajeros al año para facturar alrededor de tres millones de euros –si la pandemia no lo impide–, también son elegidas para organizar todo tipo de ceremonias o celebraciones a bordo… incluidas las peticiones de mano.
Y si no, que se lo pregunten al grovense Francisco Domínguez (Fran) y a la mexicana Karina Hinojosa, dos jóvenes que durante el finde se embarcaron en uno de los catamaranes de Cruceros del Ulla Turimares para realizar la tradicional “Ruta de los mejillones”.
Esa singladura, cabe insistir,en la que se habla a los viajeros de las potencialidades acuícolas de la ría de Arousa y de los municipios que en ella se bañan, ofreciéndoles la oportunidad de disfrutar de los fondos marinos gracias a la visión submarina de que disponen las embarcaciones y permitiéndoles ver de cerca cómo se cultivan la ostra, la vieira y el mejillón.
Estas rutas, que ofrecen detalladas explicaciones de los expertos, tanto a bordo del barco como subidos al emparrillado de las bateas, incluyen la degustación de molusco y vino en cubierta, entre otras muchas opciones que convierten a las navieras en un motor económico importante y en uno de los reclamos turísticos más destacados de cuantos presume Galicia cada temporada estival.
Objetivo: medio millón de viajeros a bordo
Estos viajes por Arousa y otros muchos enclaves de las Rías Baixas, incluidos los archipiélagos de Sálvora, Ons y Cíes, son, para muchos, una experiencia inolvidable.
Y eso es, precisamente, lo que estarán pensando Karina y Fran, sin duda alguna dos de los grandes protagonistas de un fin de semana que sirvió para volver a demostrar el importante tirón de los barcos de pasaje, ahora, además, adaptados a las restricciones y medidas de prevención necesarias para hacer frente al COVID.
Al margen de esta joven pareja de prometidos, que tampoco son los primeros que se declaran amor eterno durante los viajes en catamarán por la ría, fueron muchos más los ciudadanos que se desplazaron expresamente O Grove para embarcarse en algunas de las naves, como también los que acudieron a la villa meca para saborear su gastronomía y aprovecharon la estancia para enrolarse a bordo.
Por cierto, recordando alguno de los capítulos más románticos de la serie de televisión “The Love Boat” o, en España, “Vacaciones en el mar”, emitida a finales de los setenta y principios de los ochenta, la petición de mano despertó enorme expectación entre los demás pasajeros y tripulantes del barco “Gran Cormorán Jet”.
Y para que no queden dudas: Karina respondió con un claro y emocionado “sí quiero” a Francisco.