Después de un par de semanas hablando de playas a tope, temperaturas de escándalo, olor a verano por los cuatro costados de la comarca, entrada en la nueva normalidad por todo lo alto, planificación de conciertos e incluso de los primeros incendios forestales, ayer se cumplieron las previsiones y las precipitaciones, que desde hace días amenazaban con ser intensas, por fin se emplearon a fondo.
Las escorrentías volvieron a cobrar protagonismo, los paraguas asomaron de nuevo y los viñedos quedaron tan lavados que habrá que aplicar nuevos tratamientos fitopatológicos en cuanto regrese el sol.
Lo que sucedió fue que a mediodía llovió con tal intensidad que se produjeron inundaciones en diferentes puntos de la comarca, causando los lógicos problemas tanto a peatones como a ciclistas y automovilistas.
También la intensa granizada que la acompañó hizo de las suyas, aderezado todo ello con truenos tanto o más intensos que los escuchados en O Salnés y Ullán desde el domingo.
Esta vez llovió intensamente, lo cual cogió por sorpresa a muchos arousanos que, vestidos de verano, se encontraban de paseo, estaban de compras o disfrutaban de la playa.
Los más previsores pudieron tirar de paraguas, pero la mayoría tuvieron que cobijarse en portales y tiendas, recurrir a bolsas y periódicos para cubrirse la cabeza y, en definitiva, capear el temporal como buenamente pudieron.
Riesgo alto en los viñedos
El mildiu puede empezar a afectar a los racimos que se están formando en los viñedos, por lo que bien puede decirse que el riesgo es alto en estas plantaciones.
Las últimas precipitaciones, las nieblas y las temperaturas elevadas –sobre todo si se registran durante la noche– no ayudan a combatir esta enfermedad.
Es por ello que se hace necesario implementar medidas culturales tan importantes como eliminar maleza y hojas para favorecer la aireación.
Independientemente de esto, es indispensable vigilar a conciencia la viña y, en caso necesario, aplicar nuevos tratamientos fitosanitarios.