Vuelve la mejor música en directo, pero es secreto

Uno de los conciertos ofrecidos el verano pasado en El Náutico de A Barrosa.

Uno de los conciertos ofrecidos el verano pasado en El Náutico de A Barrosa. / FdV

Manuel Méndez

Manuel Méndez

La sala de conciertos El Náutico, en la playa grovense de A Barrosa, quiere repetir, un verano más, como la meca de la música en directo.

Para ello, el local de Miguel de la Cierva prepara una programación tan ambiciosa como de costumbre, en la que volverán a subirse al escenario Iván Ferreiro, Coque Malla y otros muchos artistas de renombre.

Eso sí, lo hará manteniendo la fórmula de “cartel oculto” que puso en marcha el verano pasado, a causa de la pandemia, para evitar aglomeraciones tanto en este popular local de San Vicente como en la carretera y la playa anexas.

De este modo, con conciertos secretos, los clientes únicamente sabrán que habrá una actuación y pagarán los 10 euros de la entrada sin conocer quién va a subir al escenario, lo cual evitará la masificación del local sin perder la esencia del mismo.

El propio Miguel de la Cierva comunicaba el sábado que “este verano vamos a seguir con el patrón de conciertos sin desvelar el nombre del artista”. Se ofrecerán en el exterior y para público sentado.

Todo puede cambiar el 1 de septiembre

Ya a partir del 1 de septiembre cambiarán la cosas “y sí anunciaremos los conciertos con el nombre del artista, estableciendo un precio determinado para cada actuación”.

“La idea es buscar lo mejor de El Náutico, para que siga siendo un lugar especial en el que ocurren cosas especiales; un punto de encuentro de gentes que viven la música y lo hacen con el corazón, creando momentos únicos”

Miguel de la Cierva

— Propietario de El Náutico

Aclara la dirección de El Náutico que “las entradas se venderán agrupadas en mesas de dos, cuatro y ocho personas, pudiendo ampliarse en taquilla las de cuatro a cinco y las de ocho, a diez personas”.

Sea como fuere, estas normas están sujetas a posibles modificaciones que sea necesario introducir, en función de cómo avance la incidencia de la pandemia.

Asistentes a un concierto en El Náutico.

Asistentes a un concierto en El Náutico. / FdV

Una “atmósfera más tranquila” para que disfruten público y artistas

Miguel de la Cierva y su equipo inciden en la necesidad de mantener “una afluencia contenida” a El Náutico para evitar complicaciones derivadas de la pandemia.

Se trata de lograr “una atmósfera más tranquila” que nada tiene que ver con “los llenazos continuos de otros años que estresaban al vecindario, a la gente que le gustaba El Náutico a medio gas, y por qué no decirlo, a nosotros mismos”.

Miguel de la Cierva.

Miguel de la Cierva. / FdV

Es decir, que, como se explicó el verano pasado, se trata de aprovechar la incidencia del COVID y la necesidad de extremar las precauciones para volver a los orígenes de esta sala que, en caso contrario, corría el riesgo de morir de éxito. Esto, inevitablemente, hace imprescindible evitar que se repitan las aglomeraciones en la playa.

“La idea es buscar lo mejor de El Náutico, para que siga siendo un lugar especial en el que ocurren cosas especiales; un punto de encuentro de gentes que viven la música y lo hacen con el corazón, creando momentos únicos”, reflexiona De la Cierva.

Además, abunda en las múltiples ventajas que encuentra al hecho de limitar el aforo de los conciertos y organizarlos con la fórmula de “cartel oculto”.

A modo de ejemplo, explica que los artistas emergentes, que también tienen cabida en El Náutico, se encuentran con más público en sus actuaciones.

Esto beneficia a unos y otros, ya que muchos clientes tienen la oportunidad de descubrir nuevas bandas que son de su agrado.

De igual modo, sin anunciar los conciertos, “no estresaremos al vecindario” cuando los que vayan a actuar sean algunos de los artistas de renombre.

Por si fuera poco, los artistas “disfrutarán más de este paraíso, al encontrarlo en su mejor versión”, mientras que el público “tampoco tendrá problemas de aparcamiento, encontrará la playa vacía y los hoteles y restaurantes los recibirán con los brazos abiertos”.

Por último, en El Náutico sostienen que “otra ventaja importante es que el artista, al subir al escenario para tocar ante gente que no ha pagado una entrada para ver su espectáculo en concreto, tiene total libertad para hacer el tipo de concierto que más le apetezca, y no ceñirse a colmar las expectativas del que paga una entrada para verlo a él”.

El objetivo es evitar que se repitan imágenes como esta en la playa de A Barrosa, durante un concierto en El Náutico.

El objetivo es evitar que se repitan imágenes como esta en la playa de A Barrosa, durante un concierto en El Náutico. / FDV

¿Qué quiere decir esto? Pues que “así es posible improvisar, tocar versiones o caras B, que el artista cuente su vida, que toque con o entre amigos y, en definitiva, que la música no deje de fluir”.

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