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TRIBUNA LIBRE

Las ciclovías sin diálogo

En Vilagarcia se ha instalado un debate sobre la movilidad en general y el proyecto de ciclovias en particular. No es de ahora, pero la iniciativa del gobierno municipal socialista lo ha acentuado.

Creemos que todo lo susceptible de modificar aspectos de la vida de los vecinos debe ser especialmente analizado, valorado, aquilatado y abordado con la mayor sensibilidad social. Modestamente pensamos que no siempre ha sido así. Volviendo la mirada a las hemerotecas comprobamos, en los últimos años, las polémicas y diatribas que se han generado con decisiones que no estaban suficientemente masticadas.

En el proyecto de las ciclovias no se ha llegado, creemos, al necesario proceso de maduración social, echándose clamorosamente en falta, por parte del gobierno municipal socialista, el diálogo y consiguiente debate en el que se debe emplear todo el tiempo que sea preciso por muchas que sean las ocupaciones extra municipales del Alcalde.

El disponer de amplias mayorías no supone un cheque en blanco para obviar algo tan básico como escuchar a la gente. Oír a los ciudadanos, saber lo que piensan, incorporar sus ideas es una condición sine qua non para ejercer una responsabilidad política.

Existen mecanismos institucionales y resortes sociales para debatir un proyecto como el de las ciclovias. No es de recibo decir “que vengan por el Ayuntamiento..”. En ocasiones los gobiernos municipales acuden a reunirse con los colectivos sociales para transmitirles iniciativas y recabar su parecer. Este caso es un ejemplo de manual. Fórmulas y medios sobran, si hay interes, en hacer partícipe a la ciudadanía de proyectos con una evidente repercusión social y proyección de futuro.

De la sensibilidad del Alcalde y su capacidad de integración vendría el alcanzar los consensos que fortalecerían proyectos. La sostenibilidad de una iniciativa alcanza otra dimensión cuando la transparencia es un ingrediente fundamental. Se trata de ellos. Para los que se gobierna.

Creemos que se está a tiempo de escuchar a los ciudadanos y que esa sensación creciente de un gobierno municipal incómodo con el diálogo, reacio a la transparencia y con incapacidad para alcanzar acuerdos se desvanezca. Si no es así, el perjuicio último será, ya lo está siendo, para Vilagarcía.

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