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Guillán y Trabanca advierten de que vigilarán que la explotación de albariño cumpla los requisitos

Parcela destinada a viñedo junto al campo de fútbol de Berdón. | // FDV

Los vecinos de Guillán y Trabanca, directamente afectados por el ambicioso proyecto de explotación de un viñedo de albariño de una bodega de Caldas, han expresado su preocupación por las consecuencias paisajísticas, de calidad de las aguas y del aire así como de habitabilidad en el entorno.

Este fin de semana han celebrado una reunión para valorar la situación y ponerse en manos del abogado de la comunidad de montes con el propósito de prevenir en la medida de lo posible que se produzcan daños irreversibles, en tanto que hace solo quince días se registró una enorme riada tras el paso del temporal “Lola” que entienden fue provocada por los desmontes realizados en la finca agrupada en las inmediaciones del pazo de A Golpilleira y el asentamiento chabolista de Berdón.

Alejandro Quintela, portavoz del colectivo vecinal manifestó ayer el descontento general con un proyecto que el bodeguero, hasta el momento, ocultó a los vecinos. “Nunca habló con nosotros sobre sus propósitos, a pesar de que se trata de un proyecto de grandes dimensiones que va a tener importantes repercusiones en nuestras vidas”.

Quintela enfatiza asimismo sobre los trabajos que se están llevando a cabo en los terrenos y subraya en que “carece de los permisos de la Xunta”, aunque sabe que existe una petición en el Ayuntamiento de Vilagarcía.

“La única autorización de la que tenemos conocimiento es la referida a las 16 hectáreas por encima de la circunvalación de Carril, pero falta la relativa a la superficie inferior, la más próxima a los nucleos urbanos”, esgrime el portavoz vecinal quien asegura que van a estar “muy atentos a cualquier nuevo movimiento que se produzca”.

“Ni en Guillán ni en Trabanca estamos en contra del progreso y mucho menos de la creación de empleo, aunque sea poco, pero nunca a costa de la calidad de vida y del futuro de la parroquia”, expresa con contundencia Quintela.

El principal temor se refiere a aspectos medioambientales. “Ya ha eliminado parte de una reserva pinar para hacer la plantación de cepas y ahora están en peligro las riberas del río que cruza la parroquia y desemboca en la playa de Compostela”. Fue justo este cauce, cuyo caudal se desbordó en el último temporal provocando daños en el lavadero y otras infraestructuras al arrastrar tierra y piedras en su rápido descenso desde el monte.

“Vamos a vigilar que se preserven los 25 metros libres desde la orilla porque los vecinos tienen derecho a esa franja”, explica a la vez que matiza que ese espacio debe quedar abierto al paso, “nunca podrá ser vallado”.

Pero también exponen su temor a los problemas de contaminación del agua y el aire. “En caso de que vaya adelante el proyecto exigiremos que se tomen todas las medidas para que en tareas como el sulfatado de las viñas se adopten las medidas de prevención adecuadas; no vamos a consentir que lo diseminen con una máquina, de forma industrial”.

Los vecinos insisten en que estos productos químicos son muy nocivos y tóxicos tanto para el aire como las aguas: “¿Qué vamos a beber si se contamina el depósito de la traída?”, razona Quintela.

A la vez recuerdan que hay personas con alergias y que sufren otros trastornos de salud,que se pueden ver muy condicionadas en determinadas fechas del año.

Cabe recordar, como ya publicó FARO, que al menos son cuatro las grandes bodegas que han puesto su vista en el rural de Vilagarcía para ampliar sus explotaciones vitícolas. El principal motivo de esta tendencia es la falta de suelo cultivable en zonas más tradicionales de la uva, como los concellos de Cambados, Ribadumia o Meis, por poner solo algunos ejemplos.

El proyecto de Guillán ronda las 25 hectáreas de terreno en una zona muy furctífera.

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