El destino, ese ente tan incierto, ha mostrado su cara cruel una vez más. El fallecimiento de Francisco Jesús Fernández Rodríguez ha abofeteado a la sociedad arousana con la misma fuerza y determinación que él imprimía a todas las acciones que realizó. Una vida que se le apagó en su “despacho” de O Carreirón, el particular sitio de su recreo, y una vida que Paco Cáritas quiso compartir con tantas y tantas personas que siempre encontraron en él una presencia comprensible, cooperadora y empática hasta el extremo. Ese amigo que no duda en ayudarte cuando más lo necesitas, pero que también te marca el camino a seguir para que no repitas los mismos errores.

Allí, al lado del mar, se despidió cuando su enorme corazón decidió que había llegado el momento de dejar un vacío muy difícil de cubrir en una sociedad cada vez más egoista y prejuiciosa. Un mar que también fue el que lo trajo desde su Perlío natal, en el Concello de Fene, hasta la Comandancia de Marina en Vilagarcía. Aquí cerró su etapa como militar profesional para convertirse en el ejemplo a seguir en la defensa de las causas sociales. Revitalizó a Cáritas Arousa, donde empezó sirviendo cenas, con proyectos en los que se volcaba y emprendía contra viento y marea como la casa de acogida de San Cibrán o el comedor sobre ruedas. Su discurso argumentado y convincente le ayudaba a sumar apoyos en cualquiera que fuese el estrato social a abordar.

Esa incesante labor por dar felicidad a todo aquel que la había perdido no estaba exenta de un liderazgo natural capaz de gestionar situaciones en las que la gran mayoría darían un paso atrás. Recto, justo y enormemente agradecido con todo aquel que le concedía su tiempo y su ayuda para el bien de los demás.

Un adalid de la bonhomía capaz de gobernar entre los anárquicos y de mediar entre polos que se repelen haciendo gala de una altísima capacidad para la resolución de conflictos. Todo ello sin necesidad de alterar el tono, con la convicción como herramienta genialmente utilizada y en la que la sonrisa siempre aparecía por muy triste que fuese la realidad a tratar.

Paco se ha ido y ahora llega un vacío tremendamente difícil de llenar. Recapacitemos.