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Sálvora, la isla que nunca defrauda

Una de las excursiones realizadas a Sálvora. Al fondo, el faro de la isla. FdV

La isla de Sálvora, un paraíso declarado Bien de Interés Cultural (BIC) que preside la entrada a la ría de Arousa, es una baza turística segura. Y mucho más ahora, cuando este elemento del Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia no deja de ganar popularidad, debido a su papel en la película “La isla de las mentiras”.

El interés que despierta ha vuelto a quedar de manifiesto en Semana Santa, a pesar de que la pandemia impedía la llegada masiva a Galicia de madrileños, catalanes, asturianos, vascos, portugueses y demás visitantes habituales de la comunidad y localidades como O Grove.

Un municipio al que cabe aludir porque en su puerto de O Corgo operan los catamaranes que realizan los tradicionales recorridos por la ría que dan a conocer su riqueza y el cultivo de mejillón en batea, al igual que hacen la Ruta Xacobea do Mar de Arousa e Ulla, remontando el río hasta llegar a Pontecesures, y que promueven excursiones a Sálvora.

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De visita en la isla de Sálvora Manuel Méndez

Los armadores de estos catamaranes señalan que recibieron una importante afluencia de visitantes, aunque, lógicamente, muchos menos de los que cabría desear y de los que se habrían registrado de no ser por la pandemia.

La isla de Sálvora fue uno de los destinos elegidos por muchos de ellos, sobre todo en la empresa Cruceros del Ulla-Turimares, que opera con catamaranes como el Fly Delfín y embarcaciones rápidas como el “Fast Boat”, encargado de acercar al público tanto a Sálvora como a Ons.

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Ruta en la isla de Sálvora Faro de Vigo

En sus barcos, al igual que en los pertenecientes a las demás navieras, se han introducido importantes medidas preventivas con las que evitar los contagios por COVID, de ahí que, aún sin turistas llegados de otras regiones, el público gallego se animara a enrolarse tanto en las aventuras marítimas por la ría como en los viajes que incluyen excursiones a pie por Sálvora para descubrir su riqueza y disfrutar del enigmático paisaje.

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Archipiélago de Sálvora, Bien de Interés Cultural

Unas vistas que muchos reconocen en la película antes citada, en la que, cabe recordar, se cuenta una historia real ocurrida en la madrugada del 2 de enero de 1921, cuando el buque “Santa Isabel” se hundía frente a la escarpada costa de Sálvora cuando se dirigía a Buenos Aires con 260 personas a bordo.

Durante el puente festivo muchos pudieron conocer esa historia o ponerla en contexto visitando ese mismo lugar. Entre ellos los clientes de Cruceros del Ulla, donde recibieron a “alrededor de un millar de viajeros”, indica Nacho Naveiro, uno de sus responsables.

No cabe duda de que es una cifra baja, ya que antes del coronavirus podría alcanzarse sin dificultad en una sola tarde. Pero tampoco está mal, teniendo en cuenta las limitaciones existentes.

"Lo importante -indican en las navieras grovenses- es que poco a poco podamos recuperar la normalidad y nos situemos en condiciones de disfrutar de un buen verano en el que seguir mostrando la riqueza de nuestra ría e islas como Sálvora”, reflexionan los armadores de los barcos de recreo.

Como explicaba FARO DE VIGO hace días, el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia y la Consellería de Medio Ambiente promocionaron este espacio como destino turístico privilegiado, anunciando rutas y actividades de todo tipo “para acercar los valores y la riqueza de este espacio natural a todas las personas que decidan aprovechar Semana Santa para visitar los archipiélagos” gallegos.

Una joya situada en la boca de la ría de Arousa

No está de más recordar que el archipiélago de Sálvora es una de las joyas turísticas y medioambientales promocionadas por la Mancomunidade de Arousa Norte, es decir, el órgano supramunicipal que forman las localidades de Rianxo, Boiro, A Pobra do Caramiñal y Ribeira.

Esta entidad habla de la isla de Sálvora como "el diamante que la ría de Arousa añade al Parque Nacional de las Illas Atlánticas" y lo presenta como un espacio privilegiado que protege a los muinicipios arousanos de los más duros temporales y las embestidas del Atlántico.

No solo es la cuarta isla más grande de Galicia, sino también uno de los espacios naturales y paisajísticos que gozan de mayor atractivo. Aunque el carácter "privado" que mantuvo durante tanto tiempo la convirtieron en una gran desconocida, a pesar de estar "a tiro de piedra" desde la península de O Grove y acantilados como los de Con Negro.

La flora y la fauna enriquecen el territorio insular


Una de las claves del éxito del Parque Nacional de las Illas Atlánticas radica en la importancia de la flora y la fauna en cada uno de los espacios que integran ese espacio marítimo-terrestre. Y en este sentido, la isla de Sálvora juega un papel destacado, sobre todo debido a que durante décadas ha sido un territorio inalcanzable para la mayoría de los ciudadanos, y por tanto no se ha visto afectado de manera llamativa por la actividad humana.

Parques Nacionales destaca que la luz y las olas, junto con la profundidad y las características del sustrato, condicionan la distribución de la flora marina, mientras que al analizar la flora terrestre hay que tener presente la presencia de playas y dunas "que obligan a las plantas a presentar especiales adaptaciones, como colores claros que reflejen la luz, raíces muy profundas o bulbos de reserva de agua".

Son plantas "de distribución muy restringida y de protección obligada, siendo el barrón, la azucena de mar y el alhelí de mar algunas de las especies representativas".

Sin olvidar al perejil de mar, la manzanilla marina y la Angelica pachycarpa, "como planta exclusiva del noroeste peninsular, asociada a los acantilados frecuentados por colonias de gaviotas".

Respecto a la fauna, puede citarse a la gaviota patiamarilla, el cormorán moñudo, gaviota sombría, el paíño europeo y aves invernantes o en paso migratorio como el cormorán grande, alcatraz, pardela balear, alca común y arao común.


Separada de tierra firme por unos tres kilómetros y con una superficie de casi 190 hectáreas, Sálvora se caracteriza por su suelo rocoso, pero también por la existencia de un emblemático faro, que ha salvado muchas vidas a lo largo de la historia, y la presencia de tres playas de arena blanca y fina.

Un faro que recibe y despide a los navegantes

El faro de la isla de Sálvora, en la boca de la ría de Arousa, recibe y despide a los navegantes. El conjunto arquitectónico en el que se integra es uno de los bienes protegidos por la Xunta, donde recuerdan que la isla contaba en el pasado con un pequeño faro situado en Punta Besuqueiros que fue inaugurado el 29 de julio de 1853 y permaneció en funcionamiento hasta principios del siglo XX.

Fue sustituido por el actual, situado en un edificio con planta en forma de "U" y de torre octogonal "adosada a la fachada posterior que, por encima de la cornisa, adopta una forma cilíndrica hasta la base de la linterna".

Detalla el expediente del BIC que "la esbelta torre tronco-piramidal se realizó en cantería vista con un doble balcón superior".

Los trabajos comenzaron en 1912 y la recepción definitiva del edificio tuvo lugar en 1917, instalándose el aparato de iluminación y linterna a finales de 1921, después del naufragio del vapor "Santa Isabel".

En 1930 se revistió su fachada de baldosa y en 1954 se realizaron obras de ampliación. En su entorno se encuentran unos lavaderos de piedra, un pozo y una zona de estabulación de ganado denominada Curro das Cabras.

Junto a islotes tan populares como Noro, esta isla adscrita a la parroquia ribeirense de Aguiño, fue adquirida en 2007 por la desaparecida Caixa Galicia -por 8,5 millones de euros-, siendo posteriormente comprada por el Ministerio de Medio Ambiente junto a Vionta y Noro.

La aldea, una de las piezas clave de la isla

Entre los elementos más importantes de Sálvora como BIC está el conjunto arquitectónico de la aldea, situada al nordeste de la isla y en la que actualmente "se identifican ocho viviendas con sus cuadras y la escuela con su patio de recreo, que conforma un espacio libre central a manera de plaza".

Es el "prototipo de una aldea rural costera, formada por una serie de viviendas familiares planificadas alrededor de un espacio único que hacía la función de cocina, comedor y sala de estar, además de poseer dormitorios, aseo y anexos a su alrededor".

Tras ese proceso administrativo la Xunta figura como titular de Sálvora -desde el 1 de julio de 2008-, iniciando así, junto al Estado central, el proceso de rehabilitación.

En relación con todo esto, desde Arousa Norte explican que "en el año 899 el rey Alfonso II donó Sálvora al Cabildo Catedralicio de Santiago, que la reclama con el fin de obtener recursos para su sustento".

De los tiempos del obispo Sisnando (año 911) y las naves sarracenas

"Esta donación, que incluía Ons, Tambo, Arousa, Cíes y Framio, fue confirmada por Ordoño II al obispo Sisnando en el año 911", añaden en la mancomunidad arousana.

"Ya en el año 1120 la isla fue invadida por naves sarracenas que se refugiaron en ella esperando refuerzos cuando se disponían a invadir estas tierras, más la tardanza de aquella ayuda, hizo que los navíos cristianos enviados por orden del arzobispo de Santiago se apoderasen de las naves invasoras, frenando por largo tiempo estas incursiones".

Una de las embarcaciones que se desplazan a las islas atlánticas. Cruceros del Ulla

En 1770, añade Arousa Norte, "el comerciante coruñés Jerónimo de Hijosa instaló por poder una fábrica de secado y salazón de pescado, a la que en 1960 se añadieron dos torres y almenas, y hoy es conocida como O Almacén, siendo la primera factoría de salazón de Galicia".

Durante las décadas posteriores se produjeron otros muchos acontecimientos que, por su calado y trascendencia, también forman parte de los libros de historia, y desde luego vale la pena conocerlos, para entender mejor todo cuanto rodea al pasado de los arousanos.

Turistas en la isla. FdV

Año 1862

Pero en esta ocasión hay que saltarse esos capítulos y situar el lector en 1862, que es cuando el Ministerio de Obras Públicas construye el faro de la isla. Y de esa época cabe pasar a 1904, cuando Sálvora fue expropiada por el Estado, que construyó un vial interior, un pequeño muelle y el faro actual, inaugurado en 1921.

Arousa Norte explica que el Estado construyó entonces "un pequeño muelle en la playa del Almacén, frente a la taberna que el ya marqués consorte de Revilla, más tarde, convirtió en Capela de Santa Catalina".

Año 1958: Casi 1,3 millones de pesetas

Ya en 1958 "la familia Otero-Goyanes recuperó la propiedad de la isla, junto con los islotes de Vionta y Noro, estando la isla libre de cargas fiscales y siendo el precio de compra al Estado Español de 1.293.758 pesetas de la época.

La isla de Sálvora se sitúa en la boca de la ría. Iñaki Abella

Joaquín Otero Goyanes, general auditor de la Armada, consiguió una concesión de los bienes del Estado, en régimen de usufructo, por 99 años, que en la práctica por las condiciones de la concesión, supuso una cesión de titularidad de playas, caminos y fuentes, que en seis ocasiones fue ratificada por los tribunales".

Las historia añade que en 1960 Joaquín Otero "reconstruyó la Fonte da Telleira, llamándola Fonte de Santa Catalina, adornada con los peldaños de la escalera de caracol del faro viejo, mientras que otros restos fueron empleados en las torres añadidas al almacén y en un lavadero".

Visitantes en Sálvora, el pasado verano. FdV

La llegada de un tractor y un generador eléctrico

Por aquel entonces también se transportó un tractor a la isla arousana, al tiempo que se instalaba un generador eléctrico. Pero la Mancomunidad de Arousa Norte aclara que "poco durarían ya los colonos, que reclamados por la instalación en tierra de industrias propiedad de la familia, decidieron irse a vivir al continente; si bien es cierto que, aún así, el último habitante abandonó la aldea en 1972".

Y esta es, de manera muy resumida, la historia que rodea a esta para muchos desconocida isla, bañada por aguas del Atlántico y la ría de Arousa.

¿Por qué este archipiélago es Bien de Interés Cultural?

Sálvora y su archipiélago suenan a pasado. Recuerdan trágicos naufragios, pero también evocan momentos históricos y permiten entender lo dura que fue la vida para muchas generaciones. Pero este espacio insular que preside la boca de la ría de Arousa y pertenece al Concello de Ribeira es también futuro, ya que se ha convertido en algo así como un gran museo viviente donde descubrir nuevas sensaciones.

Y más aún desde que se ha convertido en Bien de Interés Cultural (BIC) de Galicia, ya que así se preservan su pazo, su capilla, su faro o su cruceiro. Al igual que los hórreos, la emblemática fuente, el lavadero, la vieja aldea y, en definitiva, todos y cada uno de los elementos que, a modo de obras de arte, integran este singular museo.

El manejo de los caballos de Sálvora. Iñaki Abella

Puede recordarse, aunque ya se explicó en otras ocasiones, que el pazo es una antigua fábrica de salazón muy próxima al mar que en 2009 y 2010 fue reformado. Es un inmueble compuesto por tres naves, aunque dos de ellas constituyen un único espacio.

La capilla es una antigua taberna que en 1960 -al tiempo que la fábrica salazonera se convertía en pazo- empezó a utilizarse para rendir culto a Santa Catalina.

Visita al archipiélago de Sálvora a bordo del pesquero escuela "Chasula". M.M.

También destaca en este BIC, que lo es en la categoría de "paisaje cultural", el cruceiro de piedra, "localizado en una elevación pétrea próxima a la capilla e inmediata al camino que lleva a la aldea, está formado por un pedestal cúbico de granito".

Uno de los barcos de pasajeros que acercan turistas a Sálvora.

Igual de importantes son el monumento a la sirena, una escultura de granito de tres piezas situada en la orilla de la playa, o el pozo del pazo, que abastecía de agua al antiguo almacén.

La "telleira", la fuente de Santa Catalina y siete hórreos

Entre los elementos protegidos por el BIC se encuentran una vieja "telleira" y los muros de cierre de la isla.

La primera era una fábrica "de la que hoy solamente quedan restos, entre los que destaca el horno de cocer el barro".

Pero en su entorno se sitúan "elementos como la fuente de Santa Catalina, situada en el camino que une el almacén y la aldea, construida en piedra con un diseño y calidad muy elaborados; el puente de losas y el molino de agua de la tejería".

En cuanto a los muros, la Xunta explica que "la accesibilidad a los materiales pétreos existentes en la propia isla facilitó la construcción de una gran cantidad de cierres que acotan y dividen el territorio, marcando y delimitando las diversas propiedades y protegiendo los cultivos de los vientos y del acceso de animales".

Casi todos "están construidos con la técnica tradicional de la piedra en seco y sin masa de unión".

Añade el expediente del BIC que "el sistema constructivo empleado fue el tradicional, con muros pétreos en seco con estructuras de madera para las cubiertas de teja a dos aguas y carpintería de madera para puertas y ventanas".

Este conjunto se completa con el camino que discurre por el lado oriental de la isla, un lavadero, siete hórreos y una fuente.

Junto a tales elementos, la "Mesa de la Marquesa", un conjunto de mesa y bancos de piedra con vistas a la ensenada; como también el ahora ruinoso molino situado al sur de la isla, de una sola muela, planta rectangular y tejado a dos aguas.

Uno de los hórreos de la isla. FdV

El camino que da acceso al faro desde el muelle de la isla y el propio puerto, que se encuentra en la parte más antigua de Sálvora también son relevantes.

Los caminos y el conjunto arquitectónico del pazo

Al diferenciar entre los elementos protegidos como BIC hay que referirse al sistema viario, tanto a una amplia red de caminos creados con una finalidad concreta, como a la calzada que lleva al faro o los senderos que comunican el pazo y la aldea.

Pero también a los surgidos a consecuencia del tránsito de personas y animales, "que resulta aconsejable conservar con las adecuadas medidas de integración ambiental para su mantenimiento y uso sostenible".

A esto se suma el conjunto arquitectónico del pazo-almacén, "que tiene origen en una factoría de secado y salazón de pescado y fue transformado para conseguir un aspecto de residencia palaciega".

En este inmueble principal destacan la antigua fábrica de salazón, un anexo a la misma sobre el que se construyó la atalaya norte, las atalayas sur y norte, adosadas a la antigua fábrica y la factoría de salazón de Jerónimo de Hijosa.

Como también la taberna marinera reconvertida en capilla; un crucero con cruz que representa a Cristo y a la Virgen, la escultura de una sirena, un pozo, una mesa de granito, un molino de agua y una cruz metálica en homenaje a las víctimas del naufragio del "Santa Isabel", ocurrido en 1921.

Como lo son los restos de una cruz de mármol blanco -fue destruida por un temporal- colocada en memoria de Carlos Verdier Escobar, víctima del naufragio del vapor "Santa Isabel"; o los restos de los lavaderos del faro, "formados a partir de piedras existentes en el lugar y otras añadidas con el objeto de crear pilas donde se acumula el agua".

El embarcadero con uno de los catamaranes que opera desde O Grove. FdV

En el BIC Archipiélago de Sálvora también juegan un papel significativo un corral de cabras, la fuente de Santa Catalina, los restos de una telleira, el puente construido para acceder a ella sorteando un arroyo, el molino de esa vieja fábrica, el camino que lleva a la aldea y las ruinosas viviendas que la conforman, cada una de ellas con una historia que contar, al igual que sucede cuando se identifican los siete hórreos catalogados en la isla.

La plaza de esa misma aldea, las cuadras y muchos elementos más enriquecen el BIC del archipiélago y su isla principal, donde las prospecciones realizadas "evidencian que los indicios más antiguos se remontan a la prehistoria, probablemente al Calcolítico o comienzos de la Edad del Bronce".

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