“No somos ningunos héroes, solo acudimos a una casa en la que pedían auxilio"

Lamine Sibide (en primer plano) y David Alfonso suelen aparcar coches junto al mercado municipal de Vilagarcía.

Lamine Sibide (en primer plano) y David Alfonso suelen aparcar coches junto al mercado municipal de Vilagarcía. / María López

María López

María López

Paradojas de la vida, dos hombres acostumbrados a pedir ayuda para subsistir, el martes fueron ellos los que mostraron su solidaridad con un septuagenario que gritaba por la ventana de un tercer piso pidiendo auxilio debido al incendio que se había declarado en su vivienda, en la céntrica calle de Castelao de Vilagarcía.

Lamine Sibide y David Alfonso, dos hombres en riesgo de exclusión social que aparcan coches en el entorno de la plaza de abastos a cambio de unas monedas, pasaban por la zona y no dudaron en adentrarse en la humareda de las escaleras para ayudar a bajar a los vecinos. En ese momento todavía no habían llegado los efectivos policiales, Bomberos ni Emergencias. “Nosotros solo subimos para preocuparnos por la gente, no nos creemos ningunos héroes. Hicimos lo que debíamos, y espero que otra gente actuase de igual modo”, comenta David, quien ya intervino en el pasado en otro incendio en el edificio de Musical Duende.

Hicimos lo que debíamos, y espero que otra gente actuase de igual modo

David Alfonso

— De las primeras personas en entrar al edificio de Castelao donde se declaró el incendio

David y su amigo Lamine se encontraron al septuagenario desorientado y con el rostro completamente ennegrecido, pues había intentado apagar el fuego. “Subimos la primera vez y el señor no contestaba. Bajamos a la calle a coger aire y volvimos a subir, abrió la puerta y ya lo ayudaron a bajar” (los sanitarios del 061), relata Lamine Sibide, un hombre de origen senegalés de 52 años que lleva doce viviendo en España, seis de ellos en Vilagarcía.

Estudió Marketing y tiene varios cursos, pero no logra empleo

Trabajó durante siete meses de jardinero en el Concello y actualmente está desempleado. “Tengo títulos, pero ahora con la crisis no me sale nada. Tengo estudios de Marketing y aquí en España saqué cursos de carretillero, jardinería, de riesgos laborales, manipulación de alimentos, ... Hasta tengo el título de gallego (Celga)”, cuenta el senegalés, que paga 200 euros al mes por una habitación en un piso compartido. “Me busco la vida como puedo. Hay gente que me llama para limpiar fincas”, relata, ya recuperado de lo ocurrido, pues también inhaló humo aunque rechazó la asistencia sanitaria.

Me busco la vida como puedo. Hay gente que me llama para limpiar fincas

Lamine Sibide

— De las primeras personas en entrar al edificio donde se declaró el incendio

Desde la ambulancia, el septuagenario intoxicado debido a la inhalación de humo les daba las gracias, tanto a él como a su amigo David Alfonso, de 38 años.

Tras un chequeo en Urgencias, el matrimonio residente en la vivienda incendiada recibió el alta hospitalaria y pasó la noche en un alojamiento cortesía del Concello, ya que al menos una de las habitaciones del piso quedó calcinada.

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