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El Año Nuevo chino apenas se celebra en Arousa

La pandemia de COVID y el hecho de que sea día laborable desanima las celebraciones de las familias asiáticas de Vilagarcía

Los padres y la hermana de Shaowei Liu, en el restaurante familiar que tienen en Vilagarcía. | // IÑAKI ABELLA

Europa vive en el año 2021 desde el pasado 1 de enero, puesto que se rige por el calendario gregoriano. En China, en cambio, ayer entraron en el 4718.

La del Año Nuevo es la fiesta más importante del calendario chino. Las celebraciones abarcan dos semanas, y podrían equipararse a las Navidades en el mundo cristiano. En O Salnés, sin embargo, los festejos este año han pasado prácticamente desapercibidos. La pandemia de coronavirus, que impide en estos momentos las reuniones entre personas no convivientes, ha hecho que en algunas de las casas de las seis familias chinas que actualmente están asentadas en Vilagarcía ni siquiera se hiciese fiesta.

Shaowei Liu, cuya familia llegó a Galicia hace ya unas décadas y que actualmente regenta el restaurante oriental de la calle Doutor Tourón, explica que el jueves él se quedó en casa con su mujer. “No hicimos nada especial. Y mis padres y mi hermana tampoco lo celebraron”.

La pandemia ha deslucido las celebraciones familiares de la comunidad china de Arousa

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En China, el Año Nuevo se vive con una pasión enorme. Millones de personas abandonan las ciudades para reunirse con sus familias que viven en el rural o en pueblos más pequeños. Decoran sus casas con farolillos y objetos de color rojo, y la noche de la víspera del Año Nuevo cenan empanadillas de carne y verdura y tarta de arroz, mientras los adultos beben licor blanco, un potente destilado que supera los 40 grados de alcohol.

Mientras tanto ven por televisión una gala especial, que con 600 millones de telespectadores, está considerado como uno de los espectáculos de televisión con más audiencia del mundo.

Los padres y abuelos regalan a sus hijos y nietos sobres rojos con dinero, deseándoles de ese modo prosperidad. Después de medianoche, es tradicional lanzar fuegos artificiales y hacer explotar petardos, puesto que se cree que de ese modo se ahuyenta la mala suerte.

Fuera de Asia, estos ritos se practican en aquellos lugares donde las comunidades chinas son numerosas, como sucede en Madrid, donde incluso se organizan los famosos desfiles de dragones.

Un día laborable casi normal

Pero en Vilagarcía únicamente hay seis familias procedentes del gigante oriental. Por ello, la fiesta se ve lejana y aunque se añore, se ve casi ajena. “De pequeño recuerdo que el Año Nuevo era casi un día laborable más. Lo único que recuerdo como especial de esa fecha es que nos regalaban el sobre rojo con dinero”, afirma Shaowei Liu.

"De niño me regalaban un sobre rojo con dinero"

Shaowei Liu - Emigrante chino afincado en Vilagarcía

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Al fin y al cabo, los ciudadanos chinos que han emigrado a O Salnés están al frente de negocios, por lo que sus vidas se rigen más por el calendario occidental que por el de su país. “Al final, las familias nos podemos reunir en Navidades, que es cuando aquí no se trabaja”.

La fiesta, por lo tanto, no se vive con la emoción que experimentarían en China. Y mucho menos este año gris de pandemia.

Es pesimista

Shaowei Liu, cuyo nombre castellanizado es Samuel, es pesimista con la evolución del coronavirus en España. “Aquí aún nos quedan uno o dos años más con mascarilla. Hay demasiado contacto social”. En su opinión, la estrategia asiática de combatir el virus intentando erradicarlo por completo es más efectiva que la europea, en la que solo se aspira a mitigar sus efectos. Tanto es así que, según él, “en China ya se está haciendo vida como antes de la epidemia”.

La aparición de algunos casos importados ha llevado a las autoridades a recomendar de nuevo el uso de mascarillas, pero solo en espacios cerrados. Mientras tanto, hay competiciones deportivas, actos culturales, “y los jóvenes pueden salir de fiesta”. Cree que hay diferencias culturales abismales entre Europa y China que explican la diferente evolución de la enfermedad en ambas regiones, “porque aquí prima la libertad individual, y allí se sacrifica la libertad de uno mismo por el bien colectivo”. Pero opina que Europa también debió poner más dinero y medios para combatir al COVID. Shaowei Liu está muy preocupado. “Esto pasará, pero la crisis económica que vendrá después puede que incluso sea peor”.

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