El Náutico, una de las salas de conciertos más importantes de España, se ve obligado a instalar una valla opaca que evite seguir sus conciertos desde la playa de A Barrosa, sobre la que se asienta.

La decisión ha sido tomada a raíz del incidente vivido ayer, cuando pasadas las seis de la tarde un gran número de personas, tanto bañistas como seguidores que carecían de entrada para asistir al concierto de Iván Ferreiro, decidieron agolparse en dicha playa de San Vicente de O Grove para seguir igualmente la actuación desde la arena, ya que el galpón en el que se desarrollan los conciertos está mirando al mar y todo cuando en él sucede puede verse con facilidad desde la arena.

La aglomeración fue tal que la Guardia Civil, que ya llegada toda la tarde controlando el uso de mascarillas en las zonas de baño de la comarca, tuvo que intervenir para dispersar a la multitud y obligar a todos los asistentes a cumplir las medidas de seguridad.

Lo sucedido también obligó a suspender el concierto que iba a desarrollarse a continuación, a eso de las ocho de la tarde, a cargo de Mucho, que de este modo iba a sumar su nombre al de Iván Ferreiro, Rozalén, Love of Lesbian, Xoel López y tantos otros que han pasado ya por El Náutico este verano.

Miguel de la Cierva, el propietario del proyecto musical y cultural que es El Náutico, había tomado la decisión de evitar las aglomeraciones para recuperar la esencia original de la sala. Y lo decidió incluso antes de la llegada de la pandemia.

Los conciertos ya son secretos

Cuando el coronavirus hizo aparición reforzó su convencimiento respecto a la nueva estrategia, de ahí que este verano ni siquiera anuncie previamente la identidad de los artistas o bandas que van a tocar. Era un modo de "esconderlo" para evitar que el éxito acabara atenazándolo, y ahora se da un paso más "escondiéndolo" con la instalación de la citada valla opaca.

Pero todo el mundo sabe que por el local de A Barrosa suelen pasearse algunos de los mejores de España, de ahí que las entradas sigan agotándose y que la playa, cuyo uso ya no es responsabilidad de El Náutico, vuelva a colapsarse.

De ahí que De la Cierva se mostrara ayer preocupado y pidiera disculpas por lo sucedido con el concierto de Iván Ferreiro y su hermano Amaro, a quienes quiso agradecer su actuación, que definió como “un gesto de enorme generosidad”.

Abundando en las explicaciones que había dado un par de horas antes a FARO, el empresario confirmaba a medianoche, a través de las redes sociales, que se había cancelado la actuación del segundo grupo del programa “debido a la aglomeración de gente fuera del recinto”, dado que “no podíamos arriesgarnos a que se volviese a reproducir la misma situación en el siguiente concierto”.

Es por ello que, desde hoy mismo, “el local tendrá una valla opaca y no se podrá ver a los artistas desde la playa”, que es lo que sucedía habitualmente y provocó la aglomeración de ayer cuando actuaba Iván Ferreiro.

El verano pasado tanto la suya como las de otros artistas llegaron a reunir sobre la playa a miles de personas que seguían el espectáculo cómodamente sentadas en la arena. Pero ya no puede hacerse esto a causa de la pandemia, como todos deberían saber.

Por esa razón se coloca la valla “ciega”, y tanto por ello como por las quejas que parecen haberse producido por parte de algún usuario del arenal, “también trataremos de minimizar las condiciones de escucha desde fuera”, sostiene De la Cierva.

En el interior de El Náutico, “seguiremos como hasta ahora, con la norma de no aceptar a grupos de gente de pie y admitiendo solamente el acceso cuando se pueda disponer una mesa para los que quieren entrar; al igual que seguiremos manteniéndolo cerrado al público por las noches, funcionando solamente con el galpón y terrazas para evitar situaciones problemáticas causadas por la gente irresponsable”.

De la Cierva apela a la responsabilidad de los clientes

En relación con esto, y con la necesidad de adoptar medidas para evitar la expansión del coronavirus, Miguel de la Cierva espeta, “para los que no lo sepan todavía”, que “el uso de la mascarilla es obligatorio en todo momento, excepto para beber, y la responsabilidad del cumplimiento de su uso, así como la de mantener la distancia de seguridad, es una responsabilidad personal”.

En cualquier caso, aclara en su comunicado a través de las redes sociales, “como titular del local debo hacer lo que pueda para que esto se cumpla, por lo que pido a la gente que no se ponga cerca de la valla y cumpla con la obligatoriedad de usar mascarilla”.

Termina diciendo que “el problema de los rebrotes es real y muy serio”. Tanto es así que “yo me pongo la mascarilla todo el día a pesar de tener una enfermedad pulmonar obstructiva crónica que hace que me moleste más de lo normal”, reconoce.

La conclusión a la que llega De la Cierva es que “la cultura es segura, y con un poco más de precaución no hay motivo para que no se pueda hacer una vida casi normal, sin poner en peligro el sustento y la salud de mucha gente”.