Cada vez que un manto verde cubre las playas de A Illa o Vilanova de Arousa, las dos cofradías tiemblan ante el temor de que puedan convertirse en una amenaza para la producción marisquera, en especial, para la del sector de a pie. Esa imagen de la arena desaparecida bajo el color verde de las algas se ha vuelto a repetir después del carrusel de temporales que ha tenido que soportar la costa gallega, aunque, en esta ocasión, todo apunta a que no se va a convertir en un problema para ninguno de los dos pósitos.

Maricarmen Dios Castro, responsable de las mariscadoras de A Illa, reconocía ayer que "se trata de una capa muy fina, de la especie que se conoce como lechuga de mar, que ha llegado a las playas tras los temporales que hemos sufrido; en principio, su presencia causa más impresión de lo que impacto real puede provocar". De la misma impresión es la patrona mayor de Vilanova, María José Vales, que apunta que "el mar las ha colocado más arriba de donde acostumbramos a faenar, por lo que, en principio, cualquier peligro de mortandad provocada por las algas, debería estar descartada".

Limpiarlas y retirarlas de la playa es algo que las mariscadoras de A Illa no tienen previsto por el momento ya que "se trata de una capa aparatosa, aunque bastante fina que, muy probablemente, acabará arrastrando el mar en el futuro". En caso de que no sea así, lo harían ellas en sus turnos de limpieza ya que ahora se encuentran concentradas en una campaña navideña que acostumbra a resultar agotadora para las mariscadoras.

Las dos cofradías siempre están muy pendientes de la llegada de algas a las playas, pues el manto verde que acostumbra a cubrirlas se ha convertido en un gran problema, al causar una importante mortandad cuando comienzan a pudrirse.