Lleva trabajando en la batea desde que a los 14 años acabó la EGB. Como tantos bateeiros de la ría de Arousa, a Inés Patiño el oficio le viene de familia. Comenzó su abuelo en los años 50, después continuó su madre y posteriormente cogieron el testigo ella y su hermano. Actualmente también trabaja con ellos un hijo de Inés Patiño.

"Siempre hubo mujeres en la batea, aunque cada vez hay más, sobre todo jóvenes", asevera esta armadora de 53 años con barco en Porto Meloxo (O Grove). Forma parte de Amegrove, la asociación mejillonera de la ría de Arousa con más presencia femenina entre sus filas, concretamente 81 mujeres.

Esta bateeira sale cada día al mar muy contenta. "A mí me gusta este trabajo, todo el proceso, porque no siempre haces lo mismo, no es monótono". Cuando se le pregunta por posibles actitudes machistas en el sector, lo tiene muy claro: "Las mujeres estamos muy integradas. Llevo toda la vida trabajando con hombres y valoran el trabajo que hacemos las mujeres", declara.

Con respecto al reparto de tareas, Inés Patiño asegura que son las mismas para hombres y mujeres, salvo en labores puntuales que requieren fuerza física. "Yo no tengo la misma fuerza que mi hijo, pero no me siento para nada discriminada", confiesa. Y es que la forma de trabajar en la actualidad es muy distinta a la de hace unas décadas, cuando se hacía todo a mano. Hoy casi todo el proceso está mecanizado.

Para Inés Patiño el trabajo en la batea no es duro por las condiciones físicas que pueda tener cada persona: "Es duro estar en el mar, con frío y mal tiempo, pero en la batea en sí no, es un trabajo que se hace bien".

Con respecto a las condiciones laborales, la bateeira destaca que el horario varía, pero suele ser siempre de mañana: "A las dos de la tarde estás en casa y tienes la tarde para hacer tus cosas". Cuando tuvo a sus hijos pasó unas temporadas en casa, pero asegura que siempre permaneció vinculada con el sector.