El último fin de semana del mes de julio ha vuelto a poner de manifiesto las dificultades de la vía rápida de O Salnés para dar cabida al altísimo número de vehículos que utilizan la VG 4.1 para desplazarse en sus días de ocio.

El pasado domingo un nuevo accidente registrado en el tramo entre Portonovo y A Lanzada aumentó los efectos negativos de un desplazamiento masivo. Fue una colisión múltiple que sucedió alrededor de las 19.00 horas y que se saldó con ocho heridos.

La derivada de ese incidente fue un efecto multiplicador de las colas que provocó retenciones. Además, la colisión múltiple se produjo en el enlace de Adina, justo donde pocos días antes se registraba otro accidente con siete heridos, tres de ellos menores.

Estos incidentes han vuelto a reabrir el debate sobre la opción de desdoblar los escasos seis kilómetros entre Sanxenxo y A Lanzada. En este sentido, la Xunta maneja desde 2012 un proyecto para ampliar el número de carriles, pero las dificultades medioambientales de la zona convierten esta posibilidad en muy compleja en lo referente a conseguir los permisos necesarios para ello.

La demanda del desdoblamiento es especialmente intensa desde O Grove. Su alcalde José Antonio Cacabelos es consciente de las dificultades legales, pero propone como alternativa la posibilidad de un tercer carril. Según sus palabras, "es una posibilidad para poder circular de forma alternativa por dos de ellos en función del tráfico en dirección a O Grove o a Sanxenxo".

La llegada del mes de agosto, y por ende la de un mayor número de turistas como suele ser habitual, aumenta la preocupación en materia de colapso de la vía rápida que une los ayuntamientos más visitados durante el verano. El propio Cacabelos subraya que "se provoca un malestar que va en detrimento de la imagen turística".

Otro de los puntos conflictivos durante el pasado fin de semana fue el puente de A Illa. La coincidencia del Atlantic Fest con el alto número de personas que acudieron a las diferentes playas de la localidad fueron elementos que condicionaron por completo el tráfico. Más de una hora les llevó a centenares de vehículos atravesar la única conexión terrestre con A Illa.

Gonzalo Durán, alcalde de Vilanova, también lamentó esta cuestión días atrás. Como posible alivio a esta cuestión invita a los conductores a hacer uso de otras carreteras o rutas, especialmente en lo que respecta a la salida del puente de A Illa. "Las salidas principales están señalizadas, pero hay otras muy útiles para esquivar el tráfico y que cualquier conductor puede utilizar simplemente utilizando el GPS". Añade a este respecto que "al cruzar el puente no pueden elegir todos a la vez el camino directo a la autovía de O Salnés".

La dificultad de encontrar una solución a los llamados "puntos negros" vuelve a convertirse un año más en una delicada cuestión en lo que respecta a la promoción turística de la comarca.