Emilia, Pardo y Bazán han ampliado la familia, una verdadera alegría en la isla de A Toxa a la que hace casi una década llegó la primera pareja de “burros fariñeiros”, una especie en peligro de extinción. Estos días acaba de nacer una cría que ha llamado la atención de los numerosos curiosos que casi a diario visitan la lujosa parcela en la que viven desde que nació el proyecto impulsado por el exedil del Partido Galeguista Alfredo Bea García en su afán por revitalizar, como responsable de Medio Ambiente, la que durante años fue la isla estandarte del turismo de Galicia.

La “buena nueva” del borriquillo vuelve a poner en primera línea este proyecto de recuperación del “Equus asinus”, una especie común en Galicia cuando estos animales se empleaban en todo tipo de actividades agrícolas, pero cuya decadencia coincidió con el incremento del uso del tractor en las faenas del campo.

La idea fue muy bien recibida en la isla pues la sola presencia de los dos primeros asnos, Emilia y Pardo, animaban una parcela que hasta el momento no tenía función alguna a pesar de encontrarse en el lugar insular más privilegiado, justo el lado del puente, y por tanto el más costoso.

Aún así surgieron muchas vicisitudes en los primeros meses de asentamiento de la pareja de borricos pues el proyecto partía de la premisa de proteger la especie y, para ello, la procreación era fundamental.

La primera pareja parecía animada pero el resultado durante casi un año o año y medio no fue el esperado. Cuando ya se creía que había algún problema de infertilidad surgió el “milagro” comprobado por el veterinario que observó que Emilia empezaba a echar panza. Sin embargo el animal abortó para desesperanza de los ilusionados promotores de la iniciativa.

Con todo seguían confiados en que surgiera otra oportunidad. Y sucedió casi dos años después. Tras 12 largos meses de gravidez de Emilia nació Pardo, la alegría de la “huerta” e ilusión de los niños y que fue criado con todos los mimos, siendo el objetivo de cientos de miles de teléfonos móviles y todo tipo de cámaras.

Pero la sorpresa es mayúscula ahora cuando ya nadie contaba con que Pardo tuviera un hermano, quien sabe si un hijo. Se desconoce como será “bautizado” aunque no se descarta elegir los segundos apellidos compuestos de la autora de los Pazos de Ulloa, o que se opte por Benito en homenaje al que dicen fue su pareja.