La alpinista viguesa Chus Lago participó ayer en una actividad del colegio Julia Becerra Malvar, de Ribadumia, que lleva desde principios de curso trabajando sobre el cambio climático. La deportista participó recientemente en una expedición al lago Baikal, el más antiguo y más profundo del planeta, en el marco del proyecto "Compromiso con la Tierra", y conversó con los estudiantes tanto sobre medio ambiente como sobre la vertiente meramente deportiva de su trabajo.

La charla se celebró en el Auditorio de Ribadumia, y acudió otra integrante de la expedición al lago siberiano, Verónica Romero. Pero no fue un monólogo de las dos aventureras, ya que los alumnos hicieron también una exposición de todo lo que puede hacer una persona a título particular por revertir el avance de la contaminación y el calentamiento global. Desde apagar las luces al salir de una habitación, hasta cambiar las bombillas convencionales por otras de bajo consumo o reducir al máximo el consumo de plásticos.

Chus Lago afirma que el cambio climático es algo que "ya nadie puede negar", y cuenta que la primera vez que ella tuvo la conciencia de que "estaba pasando algo" fue en 1987. Estaba en el Monte Kenia, en África, para escalar la montaña por una cara que cuatro décadas atrás había tenido un glaciar de varios kilómetros de longitud. A finales de los ochenta, sin embargo, ya solo se apreciaba el circo del glaciar y pequeñas manchas de hielo. "Dos años después estuve en Perú, y la gente nos decía que estaba habiendo más avalanchas de lo habitual".

Señales prematuras de un fenómeno que hoy se manifiesta tanto en el lago Baikal como en Galicia. "El pasado fin de semana estuve en los Ancares, y la gente contaba que los árboles ahora florecen a destiempo, unas veces más tarde de lo habitual, otras antes de tiempo. Y así como el año pasado por estas fechas en el Mustallar aún se veían neveros, ahora no queda casi nada. Este año nevó mucho, pero todo muy junto", cuenta Chus Lago.

Un horizonte sombrío, pero que aún se puede revertir, según la montañera viguesa. Y de eso habló con los estudiantes de Ribadumia. "La lucha contra el cambio climático compete a los políticos, a las instituciones, pero también a cada uno de nosotros". Sobre esto, aduce que las generaciones que han pilotado España en las últimas décadas han nacido y vivido en una cierta opulencia de consumo, y que los jóvenes de hoy, "tendrán que renunciar a algunas cosas", si quieren dar una tregua al planeta. Pero ella es optimista, "porque sí que los veo concienciados".

¿Qué se puede hacer en el día a día para que el cambio climático no siga avanzando, con su previsible legado de desastres naturales, la desaparición de gigantescas masas de hielo o el empobrecimiento absoluto de millones de personas? "La generación a la que yo pertenezco es consciente de lo que está pasando, pero ha llevado una forma de vida y de consumo a la que igual le resulta difícil renunciar. Pero hay pequeñas cosas en nuestras vidas diarias que se pueden hacer, desde no usar toallitas húmedas, porque van a terminar en el mar, hasta no comprar comida que esté en bandejas de plástico, para forzar a los supermercados a no utilizar ese tipo de envases". Para la viguesa, es también una buena idea caminar más, en vez de llevar el coche a la puerta del trabajo o del comercio, emplear el transporte público siempre que sea posible o acudir a las tiendas de segunda mano. "Muchas veces tenemos en casa ropa que ya no usamos, y que podríamos regalársela a alguien, con lo que esa persona consumiría menos".

Chus Lago habló también de las enormes islas de plástico que estremecen a la opinión pública al verlas en los océano o los ríos del Tercer Mundo. Y de los microplásticos, que ya han aparecido en los organismos de los peces. Unos microplásticos que pueden llegar al cuerpo humano no solo a través del consumo de pescado contaminado con ellos. En ocasiones, los microplásticos están presentes en productos tan cotidianos y aparentemente beneficiosos como una pasta dentífrica blanqueadora. "El Centro Superior de Investigaciones Científicas me explicó que hay ciertas pastas que contienen microplásticos, y que después de escupirlos las personas, terminan en el mar".

El deporte

La expedición sobre las aguas heladas del Baikal no fue solo una experiencia para golpear las conciencias de Occidente y frenar el cambio climático. Fue también un reto deportivo de primer nivel, pues las tres mujeres implicadas en la expedición -la tercera fue Rocío García-, recorrieron en trineo sobre hielo una distancia superior a la que separa Vilagarcía y Madrid. Sobre esto, Chus Lago dijo a los jóvenes de Ribadumia que "no hay que tenerle miedo al fracaso, a que las cosas no te salgan a la primera".

La montañera viguesa dijo que "no entiendo el éxito rápido", y que para ella, este es más bien poder echar la vista atrás, "y ver que el camino que recorriste lo elegiste tú y que llegaste a donde habías querido llegar". Hizo también un alegato en favor del trabajo en equipo y la solidaridad. Sobre esto, Verónica Romero contó que cuando ella corre, compite contra otras personas, que son sus rivales. En una expedición, en cambio, son aliadas.