El Entroido Meco es una celebración que no se entendería sin esas comparsas que desde principios del siglo pasado animan la fiesta y que en 1972 asistieron a su primer concurso, germen del ahora afamado festival del pabellón de Monte da Vila.

El grovense Juan José Caneda Aguín, corresponsal de FARO DE VIGO en los años setenta, sabe bien de la importancia de este certamen y de lo mucho que representan las comparsas para el pueblo de O Grove.

Él anunciaba el 13 de febrero de 1972, en las páginas del decano de la prensa nacional, la celebración del primer concurso de comparsas, convocado por una asociación a la que él mismo pertenecía llamada Grupo Cultural.

"Grandes letristas"

"Eran tiempos difíciles, y puede decirse que del mismo modo que el hambre agudizaba el ingenio, la censura también agudizaba la inventiva y la picaresca de los encargados de escribir las 'historias' -las letras de las canciones que interpretan las comparsas-; había grandes letristas que no necesitaban utilizar una palabrota o un insulto para criticar a nadie", relata este buen conocedor del Entroido Meco.

A sus 75 años, y aunque no participó nunca en ninguna comparsa, sabe bien de lo mucho que representan estas formaciones para los grovenses y de todo lo que significa la carnavalesca fiesta para este pueblo.

"Las comparsas son historia viva de O Grove", proclama Juan José Caneda Aguín antes de explicar que "las comparsas ya funcionaban desde principios del siglo pasado; pero fue en los años setenta cuando empezó a celebrarse el concurso que se mantiene hoy en día, organizado en aquel momento porque la fiesta parecía estar en decadencia y se nos ocurrió que era necesario buscar un nuevo impulso para no dejar morir al Entroido ni a las comparsas".

Grupo Cultural

Lo que hizo la asociación Grupo Cultural fue "convocar a las comparsas para actuar en el Cine O Marino -ya desaparecido-, y aunque fueron pocas, creo recordar que solo tres, el certamen ya se mantuvo después en el tiempo, a pesar de que el Grupo Cultural desapareció poco después, y fue a más hasta alcanzar los niveles de popularidad que tiene hoy en día".

Eran tiempos complejos para la fiesta, la ironía, la sorna y la crítica carnavalesca a causa de la represión franquista. "Pero había formas de sortear la censura, y desde luego se aplicaban con maestría", indica Caneda.

Por aquel entonces "había que mandar la letra de las 'historias' al Gobierno Civil para que las revisara y diera su autorización, de tal forma que aquella censura agudizaba el ingenio de los letristas, capaces de hablar de un burro u otro animal para referirse a una persona en concreto que todo el pueblo conocía, sobre todo en el caso de los políticos u otras autoridades".

El caso de "A pava"

Cita como ejemplo el caso de "un ayudante de Marina que todos conocíamos en el pueblo y tenía una forma muy peculiar de caminar, por eso se le conocía con el apodo de 'A pava' y en las letras de las comparsas se le criticaba llamándolo así, 'A pava', sin que los censores se dieran cuenta".

Pero había algunas trampas más, como "remitir unas 'historias' al Gobierno Civil, las mismas que se vendían por la calle, pero interpretar otras distintas en el festival, y como no había autoridades de la censura presentes para supervisarlo no pasaba nada".

Sea como fuere, "insisto en que siempre se escribieron buenas letras, todas muy afinadas, agudas e ingeniosas para evitar los recortes de la censura; no se permitían palabrotas ni insultos, pero cierto es que se insultaba de manera fina, podría decirse que elegante, a aquel que por unas cosas u otras se había convertido en el protagonista del año".

Protagonistas como los que, sin duda, habrá en el festival de comparsas del Entroido Meco a celebrar el 3 de marzo, el cual, en palabras del propio Juan José Caneda Aguín, "seguro que estará muy animado".