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Un práctica cultural vital para las futuras cosechas

La poda, tanto si es de floración como de fructificación y mantenimiento o bien de regeneración, constituye una práctica vital tanto en los viñedos como en las plantaciones frutales. Hay una gran cantidad de formas de realizarla, y evidentemente las operaciones difieren también dependiendo del tipo de planta a tratar. Como es lógico, tampoco todos los árboles o viñedos se podan en las mismas épocas del año; no es lo mismo una parra en O Condado que otra en O Salnés, como tampoco son iguales los tratamientos culturales a realizar sobre los cítricos, los frutos de hueso o los manzanos.

Pero si algo está claro es que en la mayoría de los casos el mejor momento llega cuando las hojas han desaparecido, independientemente de que en algunas plantas sea aconsejable empezar a podar en cuanto llega la caída -o justo después de la recogida de la fruta- y en otras resulte preferible esperar casi hasta que las nuevas hojas están a punto de salir.

En el caso del viñedo siempre se ha dicho que hay que esperar a que las plantas "duerman", que es tanto como decir que lo más aconsejable es practicar los cortes cuando la savia fluye con menos intensidad.

Sea de un modo u otro, a partir de ahora se intensificarán estos trabajos, lo cual permitirá acumular de nuevo grandes cantidades de madera en los viñedos o la huerta. Esto explica el hecho de que ahora empiecen a proliferar las quemas controladas a lo largo y ancho de la comarca -sobre todo allí donde no pudo hacerse con anterioridad-, despejando el terreno para dar cabida a los próximos restos.

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