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Nando Casal, en primer término, durante un concierto de Milladoiro. // Noé Parga

El músico que fue futbolista en A Illa

Nando Casal, de Milladoiro, ejerció de centrocampista en el Céltiga antes del puente

Han tenido que pasar casi cuatro décadas para que Milladoiro, uno de los grandes referentes de la música gallega, regrese a A Illa. El grupo se subirá al escenario del Auditorio municipal a las 21.00 horas dentro del marco del programa "O mar nunha flor" en una actuación que resultará especial para uno de sus integrantes, Nando Casal, cuyos vínculos con A Illa van mucho más allá de lo musical.

Siendo todavía muy joven, el músico catoirense desembarcó en A Illa de Arousa para ejercer como centrocampista en el Céltiga, donde militó durante más de un lustro. Con el apodo de "Tacón", por su gusto por este tipo de pase, el músico dejó un importante recuerdo en la grada del Salvador Otero, y sobre todo, como él mismo reconoce, un buen número de amigos que todavía conserva. Por aquel entonces, todavía no existía el puente que une al pequeño municipio con el continente, por lo que "ir a entrenar o a jugar, en los momentos más crudos del invierno era toda una odisea, cruzando el mar en la antigua motora, aquello llegaba a asustar". Casal recuerda "con mucho cariño aquellos años", e incluso, se atreve a desmontar uno de los grandes mitos que rodeaba al Céltiga por aquel entonces: "no ganaba porque los árbitros fuesen caseros, sino porque éramos un muy buen equipo; lo de que los árbitros siempre favorecían al Céltiga en casa porque no tenían por donde escapar es una leyenda, porque parece que nadie recuerda que estos después regresaban con el equipo contrario en la motora", recuerda entre risas.

Además de jugar durante un lustro en la escuadra isleña, Casal también participó en algunos eventos históricos que vivió el municipio. De hecho, Milladoiro fue uno de los grupos que tocó en el festival que se organizó en 1979 para reclamar la construcción del puente, "regresamos dos o tres años después, y esa fue nuestra última actuación", señala. No fue la última para él, que no dudó en agarrar la gaita antes del partido con el que se inauguró el campo de fútbol del Salvador Otero "vestido de jugador, porque estábamos en pleno calentamiento", o de ser uno de los artistas que celebró la segregación de Vilanova aquel 1 de enero de 1997, cuando A Illa se convirtió en Concello propio, unas historias que revivirá cuando hoy se suba al escenario.

"O Mar nunha Flor" se centró ayer en el teatro, con la celebración de un espectáculo de títeres para los más pequeños, mientras que por la tarde, fueron los Mofa e Befa los que se subieron al escenario con la obra "Craneos privilexiados". El programa finaliza mañana con el concierto de homenaje a Narf.

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