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Un pacto que viaja en el alambre

Desde el primer momento en que se comenzó a forjar el cuatripartito, la pata que integraba Cambados Pode pareció la más débil de la mesa. De hecho, el cuatripartito estuvo muy cerca de no existir por las pretensiones que puso José Ramón Abal sobre la mesa, unas exigencias que llevaron al BNG a levantarse de la mesa y a dar por rotas las negociaciones, una situación con la que se llegó al pleno de investidura. Sin embargo, cuando todo apuntaba a que el PP iba a gobernar en minoría y mantener una plaza que había dominado durante los anteriores 28 años, saltó la sorpresa, al ver todo el salón de plenos como Abal levantaba la mano en respaldo de la actual alcaldesa.

Las otras tres patas del banco cuatripartito siempre fueron conscientes de que gobernar con Abal no iba a resultar sencillo, sobre todo por los orígenes del edil de Cambados Pode, cuya familia ocupó siempre un lugar destacado en el seno del Partido Popular, pero aceptaron el reto sabiendo que el gobierno se podía descoser a la mínima ocasión.

Durante los dos años y medio que ha durado el gobierno, el cuatripartito ha conseguido salvar dos pelotas de partido, pero ahora está por ver si se consigue salvar la tercera, sobre todo, porque en esta ocasión se ha registrado un ultimátum muy directo, un ataque entre integrantes del cuatripartito que no parece el farol de la Semana Santa de 2016.

A ello se suma la proximidad de Abal a Gonzalo Durán. El alcalde de Vilanova y presidente de la Mancomunidade ya tiene como muesca haberse cargado el cuatripartito de Sanxenxo, por lo que lograr la caída de Cambados puede convertirlo en la referencia del PP en la comarca.

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