La retirada del Cristo del cementerio de Santa Mariña ha revelado también la necesidad de actuar en el conjunto de la necrópolis, no en vano se trata del segundo lugar más visitado a diario de Cambados, tras la plaza de Fefiñáns.

El cementerio de Santa Mariña cuenta desde 1943 con la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) por lo que su protección es total, y cualquier actuación requiere permisos muy detallados de Patrimonio.

De hecho, incluso para la restauración de la talla va a ser necesaria la reunión de la comisión mixta Iglesia-Patrimonio con el fin de determinar la actuación a llevar a cabo para la restauración y posterior devolución del Cristo a su lugar de origen.

Con todo, hace mes y medio fue posible hacer un lavado de cara de este singular recinto funerario, que consistió en la limpieza de la piedra y retirada de vegetación, incluido un pequeño pino que había nacido en las junta de uno de los arcos góticos.

Son varias las voces que claman por una nueva intervención suave en este recinto, que consistiría en nivelar el suelo de las ruinas, pues actualmente cuenta con una ligera pendiente en tierra.

Tampoco estaría de más incluir paneles explicativos del templo, pues la mayor parte de los visitantes salen muy poco informados del contenido e historia de este conjunto arquitectónico.

Los turistas proponen que se instalen paneles indicadores en los que se exponga que se trata de una iglesia gótica, del siglo XVI, cuyo techo se derrumbó en el XIX, y que cuenta con varias capillas funerarias a los lados.

Asimismo, en la sinaléctica debería explicarse que a finales del pasado siglo, el cementerio cambadés se quedó pequeño por lo que hasta que se autorizó su ampliación se permitieron algunos enterramientos en el interior de las ruinas.

Precisamente en el altar se encuentran los panteones de varios párrocos de Cambados, sin olvidar que en este camposanto reposan la viuda del insigne escritor Ramón del Valle Inclán y uno de sus hijos.