-El diseño es un arte que tiene mucho margen de maniobra. ¿Han pensado en dar el salto a otros mercados?.

-El secreto está en la especialización. Practicamos el marketing de guerrilla, porque no podemos competir con empresas grandes. Somos una broma pesada en el sector y lo único que te puede hacer diferente es la máxima especialización. Eso es lo que nos hace especiales y diferentes. Eso no quita que nos hayan reclamado para un agua, dos cervezas o la ginebra Nordés que fue un éxito de imagen.

-Hay diseños que inmediatamente identifican a sus marcas, ¿es ese su sueño como diseñadora?

-Ese es el objetivo que perseguimos y lo que pocos consiguen. Conseguir un símbolo tan fuerte es muy difícil. Los colores en algunos casos ayudan como el azul en el caso de Mar de Frades.

-¿Cualquier vino es merecedor de ser etiquetado con estilo y elegancia?.

-Rotundamente sí. Cualquier vino merece ser etiquetado. También trabajamos para vinos más baratos. No por ser barato quiere decir que la empresa va mal. Muy poca gente consume vinos de 150 euros. Ahora hay una contención de gastos importante. Y están de moda los vinos más asequibles.

-O sea que el estilo no entiende de precios.

-No. Por suerte estamos teniendo mucho trabajo y muchas peticiones de países como Holanda, Suiza, Inglaterra, Estados Unidos o Brasil. También de España por supuesto. Trabajamos como esclavos. Dedicamos muchas horas y lo hacemos con toda la pasión que podemos.