La tregua de ETA anunciada en 2011 ha supuesto el despido de miles de escoltas que protegían a políticos, periodistas y empresarios en épocas en las que la banda terrorista cometía atentados. Ángel T. y Lupe L. son un matrimonio arousano que hasta hace poco ejercían esta atípica profesión en Euskadi. Ella se quedó sin trabajo en febrero de 2012 y para el mes termina la prestación por desempleo. Él fue despedido el pasado mes de agosto. Teniendo en cuenta que encontrar otro empleo en el País Vasco se presentaba bastante complicado - "no podemos poner en el currículum que hemos sido escoltas", avisan -, decidieron hacer las maletas y regresar a Vilanova, donde actualmente residen junto con sus tres hijas, dos mellizas de 9 años y una de 15. Están pagando una hipoteca.

Ángel y Lupe estuvieron trabajando como escoltas en Euskadi durante nueve años. Al igual que ellos, "otros miles han caído". "De los 4.500 que llegamos a ser, ahora están trabajando sobre 250", dice Ángel, natural de Vilagarcía. Recuerda que los profesionales de su sector son contratados por empresas a las que paga el Gobierno vasco y el Ministerio del Interior.

Este matrimonio arousano advierte que como ellos están muchos escoltas gallegos, algunos de ellos en situaciones desesperadas al agotar las prestaciones por desempleo. -la reducción de escoltas se ha ido realizando de forma escalonada en los últimos dos años-. También se da el caso de personas que se aventuraron en cuantiosas hipotecas a las que ahora no pueden hacer frente al dejar de cobrar los generosos salarios de los escoltas. "Es una profesión de riesgo. A veces pasas miedo", confiesa Lupe.

Privatización de cárceles

La única esperanza de este colectivo para poder recolocarse en el mercado laboral es que el Gobierno desarrolle el plan anunciado de privatización de seguridad de las cárceles. "Nos sentimos defraudados y decepcionados, abandonados", comentan Ángel y Lupe, que critican que el Estado "le ha buscado una salida a los etarras y a nuestro colectivo no". "El proyecto de las cárceles parece haberse quedado en agua de borrajas", lamentan.

Así, esta pareja de escoltas arousanos demanda que "se tenga en cuenta" a su colectivo al "haber quedado fuera de juego miles de personas". "Hemos defendido la libertad y nos han dejado de la mano de Dios. La administración debería estudiar nuestro caso -el del gremio-", solicita el vilagarciano.

Ángel ya ha acudido al despacho de algún mandatario local para recabar ayuda, pero la tarea no se presenta fácil. Arousa registra una de las tasas de paro más elevadas de Galicia.