Manuel Méndez / o salnés

Que se produzcan importantes atascos en verano no es nada nuevo. Que esas retenciones sean mayores los domingos, y que resulten insufribles en jornadas de máxima afluencia como la de ayer, también es lógico. Pero a fuerza de repetirse este hecho, no es menos cierto que la red viaria de O Salnés queda absolutamente ridiculizada cuando, como ocurrió en la jornada dominical, hay conductores que tienen que padecer más de una hora al volante para recorrer apenas 20 kilómetros.

Los accesos a Catoira y Cambados fueron un caos durante la mañana debido a la afluencia de visitantes a la Festa do Albariño y a la Romaría Vikinga, registrándose también graves problemas para atravesar Vilagarcía, que sigue pidiendo a gritos su vía de circunvalación.

Pero la circulación caótica continuó por la tarde, sobre todo en las zonas de playa y con una virulencia especial en la vía rápida de O Salnés y A Lanzada.

Volvieron a funcionar los dos carriles en un mismo sentido a lo largo de la vía de alta capacidad entre Sanxenxo y Curro, para facilitar la salida de las playas. Pero aún así se produjeron retenciones, que fueron mucho mayores en el tramo final de esa misma carretera, el que discurre desde Sanxenxo hasta el istmo de O Grove.

Ese espacio, de apenas 7 kilómetros, es el mismo que la Xunta -ni la anterior ni la actual- se atreve a convertir en autovía, y mientras no se haga esa obra seguirán produciéndose problemas como los de este fin de semana.

Ni que decir tiene que el enfado mostrado por los conductores fue más que evidente. "No vale la pena relajarse en la playa si después tienes que sufrir esto", dijo un usuario de la vía rápida.