Especial 170 aniversario

Cien años de buen humor dibujado

Castelao y sus “Cousas da vida” encabezan el sobresaliente listado de caricaturistas que colaboraron con Faro, como Maside, Ribas, Torres, Quesada, Gogue o Davila

portadas 170 felix caballero

portadas 170 felix caballero

Félix Caballero | Escritor y periodista

En 2023 conmemoramos no solo el 170 aniversario de FARO DE VIGO, sino también el centenario del humor gráfico en este diario. Como explica Ceferino de Blas en Humor gráfico en Faro de Vigo. Noventa años de sonrisas (2013), el dibujo de humor es incorporado a este periódico relativamente tarde, en 1923 –setenta años después de su fundación–, cuando el diario adquiere una nueva rotativa y el más moderno material de impresión, e introduce el fotograbado. La primera viñeta se publica el 14 de junio de ese año y su autor es Manuel Méndez Domínguez (Ourense, 1902), más conocido como Méndez. Trata sobre el conflicto de Marruecos y tiene por protagonistas al general Dámaso Berenguer –quien en 1930 sustituiría como dictador a Miguel Primo de Rivera al frente del Gobierno español– y al caudillo rifeño Abd-el-Krim. Técnicamente, el grabado asemeja una caricatura y parece una fase de transición a la viñeta humorística. El 17 de junio se publica la que, en sentido estricto, puede considerarse la primera viñeta humorística. La firma Rafael García Sánchez, un artista de TuI de dilatada presencia en el diario que publicará de forma esporádica hasta después de la Guerra Civil. El tema es eclesiástico y está dedicado a la visita pastoral del obispo diocesano.

Desde ese primer momento, el humor gráfico adquiere un gran peso en el periódico, hasta el punto de que podemos afirmar sin duda que FARO DE VIGO fue la referencia de este género en la prensa gallega hasta la Guerra Civil, un periodo que coincide con la edad de oro del humor gráfico gallego, a la que el diario vigués contribuyó notablemente. Es en esta etapa cuando Castelao inaugura la moderna caricatura gallega a partir de la caricatura síntesis, de influencia modernista, y funda una rica y numerosa escuela de humoristas gráficos (Maside, Cebreiro, Torres, Vidales Tomé, Fernández Mazas, etc.).

La Guerra Civil supuso un corte brusco en la sátira gráfica en toda la prensa gallega y española

La riada de espléndidos artistas que publicaron viñetas en FARO durante ese tiempo se inicia con Carlos Maside (Pontecesures, 1887-Santiago, 1958), el primer dibujante en nómina del diario, que formó parte de la plantilla entre 1923 y 1925. Utilizaba el gallego para las caricaturas de contenido social y el castellano para las más frívolas. Su paso por el diario vigués, aunque breve, creó escuela y no tardaron en surgir imitadores. Con Castelao, a quien tenía como modelo, está considerado el mayor exponente del dibujo satírico gallego.

Entre 1923 y 1928 también colabora en FARO Federico Ribas (Vigo, 1892-Madrid, 1952), uno de los grandes renovadores de la ilustración en España, que además es vigués. Ribas se había iniciado en el humor gráfico en la prestigiosa revista argentina Caras y Caretas, a la que enviaba viñetas desde París, a donde se había trasladado tras vivir un tiempo en Buenos Aires. Después se convertiría en uno de los dibujantes publicitarios más importantes de Europa.

Viñeta de la serie “Cousas da vida” de Castelao publicadas en FARO DE VIGO

Viñeta de Federico Ribas / FDV

En esos primeros tiempos también publicaron humor gráfico en el diario Ignacio Vidales Tomé (Ponteareas, 1898-Vigo, 1966), quien será uno de los más duraderos colaboradores, hasta la posguerra, y Eduardo Padín (Tui, 1886-Vigo, 1979), cuya firma fue rescatada en 1955 para ilustrar las portadas de números especiales.

Otro ilustre colaborador fue Manuel Torres (Marín, 1901-1995). Era solo un principiante cuando en 1925 ocupó la plaza de ilustrador dejada vacante por Maside, quien había fichado por El Pueblo Gallego, rival de FARO DE VIGO. Dibujará para el diario hasta 1930, asentando un estilo que lo convertiría en uno de los clásicos del humorismo gallego. Como otros grandes del género –Castelao, Maside– colaboró en El Sol de Madrid –incluso con viñetas en gallego, algo inconcebible hoy–, además de en otras publicaciones de referencia.

Obsérvese que en este selecto grupo de dibujantes de humor que protagonizaron la edad de oro del género en Galicia y que colaboraron especialmente en FARO destacan algunos que han pasado a la historia como los Novos que renovaron el arte gallego en el primer tercio del siglo XX, como Maside y Torres.

Viñeta de la serie “Cousas da vida” de Castelao publicadas en FARO DE VIGO

Viñeta de la serie “Cousas da vida” de Castelao publicadas en FARO DE VIGO / FDV

La coronación de todo este panorama la constituyó la llegada en 1926 de Alfonso Daniel Rodríguez Castelao (Rianxo, 1886-Buenos Aires, 1950), el maestro por antonomasia del humor gráfico gallego. Durante dos años coincidió con Ribas en las páginas del diario. En FARO, el rianxeiro continuará su extraordinaria serie de “Cousas da vida”, iniciada cuatro años antes en el diario Galicia, también de Vigo. Castelao colaborará a dar un tinte galleguista al periódico. El también dirigente político dibujará en FARO hasta 1933, en dos etapas, debido al parón al que le obligó su afección crónica en la vista. Además de ser la cima del humor gráfico gallego no solo de su época, sino de siempre, “Cousas da vida” está considerado el mejor ejemplo de la incorporación del dibujo de humor a la prensa diaria gallega. Antes de la década de 1920, el humor gráfico estaba ausente de los diarios y se refugiaba en las revistas satíricas.

La Guerra Civil supuso un corte brusco en la sátira gráfica no solo en el diario vigués, sino en toda la prensa gallega (y española). Algunos humoristas fueron asesinados –Camilo Díaz Baliño, Luis Huici–, otros tuvieron que exiliarse –Castelao, Luís Seoane– y el resto fue silenciado por la censura.

Viñeta de Quesada

Viñeta de Quesada / FDV

Nueva etapa: Quesada

La recuperación vino a partir de 1961 de la mano de Quesada. Comenzó haciendo caricatura internacional, una de las pocas vías de escape de la censura de la época, pero a finales de la década se convirtió en uno de los pioneros en España de la nueva caricatura nacional –con mil cortapisas, pues aún vivía Franco–, especialmente en la prensa de Madrid –Arriba, Pueblo–, en la que colaboraba paralelamente a su labor en FARO. Pero su trabajo más interesante lo iniciará hacia 1970, cuando empieza a ensanchar los límites de la temática de sus chistes, explorando la cotidianidad de la cultura tradicional y empleando el gallego como la lengua principal de sus viñetas. Es entonces cuando aparecen sus personajes más característicos y divertidos: los labriegos maestros de la retranca, los afiladores que llevan media hora pidiendo paso entre el tráfico rodado, los emigrantes sentados en sus maletas, los albañiles y los canteros que manejan petrodólares, los gameleiros que adelantan en cambio de rasante…

El humor gráfico vuelve a vivir una etapa brillante en el diario a partir de los años 70, liderado por Fernando Quesada

Así, el humor gráfico vuelve a vivir una etapa brillante en el diario a partir de los años 70. A Quesada se unieron los nombres de Bofill (Pedro Ruiz Bofill, Barcelona, 1935), que también había ingresado en el diario en la década anterior y dibujó tanto caricaturas como tiras e historietas, incluida la serie “Historia ilustrada de Vigo”, ya en los años 90. En los 80 se incorporó Gogue (José Ángel Rodríguez López, O Grove, 1953), que desde 1982 desarrolla diariamente su serie de “Floreano”, tan popular que sus principales protagonistas, Floreano y su mujer Monchiña, han sido objeto de sendas esculturas públicas en O Grove y Cambados, respectivamente.

Viñeta de "O Bichero" de Davila

Viñeta de "O Bichero" de Davila / FDV

El buen tono se prolongó hasta nuestros días con nuevos humoristas, como Aguilera y, especialmente, Davila, quien con su serie de “O Bichero”, en la que hace convivir el mundo tradicional gallego con la modernidad más avanzada, en un diálogo hilarante, ha conseguido igualar y aun superar la enorme popularidad alcanzada por Quesada en las últimas décadas del siglo XX.