En el Lago de Castiñeiras (Marín) uno ejemplar de jabalí se pasea a sus anchas por el merendero que circunda el lago. Tomás, como lo llaman ya los habituales, incluso se mezcla con los comensales y turistas.

Nadie le teme, ni siquiera los niños. “No hace ningún daño, pero es un poco cerdo", bormean los niños.