En la localidad de Laza, en Ourense, las calles suenan a cencerro. Los peliqueiros son los protagonistas de un Entroido donde nada pasa desapercibido, sobre todo la vestimenta. Un traje que puede llegar a pesar 20 kilos. La careta también es importante, porque cada una está decorada con un animal diferente. Y detrás de todo esto hay una gran pasión que se vive desde niño. Y que ya se ha convertido en todo un referente del Entroido gallego.